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Mundo mágico

SUSPIROS DE MACARIO

SUSPIROS DE MACARIO


Estoy amarrado a este Madrid para soñar, de chulapas y chulapones, donde se derrochan las bellas y graciosas palabras, los requiebros y las sonrisas, la gracia y el salero. Es algo que no se puede evitar  porque surge con naturalidad. Aquí espero pasar una pequeña pero intensa temporada. ¿Son  todo el mundo así en la tierra de Frascuelo y de Marcial el más grande? Excepciones también las hay, pero me gusta ser optimista y quedarme con las esencias positivas. Esto es lo que me sucedió ayer, un día que me comenzó cruzado pero que acabó muy bien:

Son las ocho de la mañana. Suena el antipático despertador con muy malos y asquerosos modales, y me dice que ya es hora de levantarse. Saco una mano fuera de la ropa de la cama, después la cabeza, y le hago pedorretas  al armatoste ese.  Comienzo a levantarme por imperativo ilegal, pongo en marcha la radio del baño, y Pepa Bueno me dice en la SER que seguimos sin Gobierno en este país todavía llamado España. Que no, que quienes deben, no solo no se ponen de acuerdo, sino que lejos de dirigirse la palabra y dialogar  se insultan sin miramientos con sus caras y gestos marcados por la acritud. ¡Vaya ejemplo! Mientras, a nosotros, los sufridos votantes cada cuatro años nos recuerdan beatíficamente y también con cierta dosis de cinismo sin apenas apariencia maliciosa, esos principios de la Ilustración de "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". 

Uno, que es  "fan" total de Pepa Bueno, muy a mi pesar, se ve obligado a mover el dial, y me sale "Suspiros de España". ¡Yaya pasodoble que me marco en solitario bajo la ducha¡ La vida se hace día a día, hora a hora, a base de suspiros. De esta manera ha llegado el primero. Así que salgo a la calle, saludo a mi amigo Pacorro y poco después entro en una cafetería de la que soy asiduo, y en la que me conocen bien los dos camareros; les pregunto si pueden ponerme un café con leche y unas porras, y segundo suspiro:  "Podemos". A continuación les pido que me dejen  de gracias, que me presten algún diario deportivo, con lo que me encuentro con la cesión de "Marca" y "As", que no hablan del Gobierno puro y duro ni se meten en política profunda,  pero que coinciden en señalar que mi equipo, el Real Zaragoza, no gana ni a la de tres, con lo que la devolución de los rotativos a su procedencia prestamista es inmediata. Y de esta manera  se produce un nuevo suspiro. Así resulta imposible levantar cabeza. Sigo mi trayecto por la calle Fuencarral, que a pesar de la hora presenta una animación tan inusual, que obliga a abrirse paso entre los somnolientos viandantes, que no acaban de despertar. Con estos ánimos inexpresivos me  introduzco en la boca del metro sita en la Glorieta de Bilbao. Subo al vagón después de un pequeño traspiés, y ya con un semblante más bien serio, me encuentro con Macario (personaje real), que con las dos manos simula hacerme una foto para la posteridad, al mismo tiempo que me dice "buenos dias" y "bienvenido al tren de los buenos deseos". Macario, vestido con jersey de lana verde, una cazadora, pantalón vaquero, lleva puesto en la cabeza un sombrero con una cinta violeta que le da la vuelta completa al mismo, y entre sombrero y cinta tiene  colocadas flores de papel  con colores rojo, amarillo, verde, naranja, rosa, además de todos los que quepan en la imaginación loca de una cabeza pensante; a la vez porta una cesta con papel y tijeras, materiales empleados para confeccionar sus flores cuando no habla, pero es muy poco lo que para. "Oiga, señora, señor, señorita, nene, tengan una de mis flores, que no les cobro nada, que si me dan sus sonrisas, con una sola, ya me sentiré sobradamente  recompensado". Se me produce un nuevo suspiro, esta vez de agradecimiento hacia un personaje muy singular, que me dice: "amigo, parece que estás amargado y con una buena dosis de enfado. Bah, no te preocupes, que si te contase mi vida verías tu, ja ja jajaja. Te presto a mi suegra, jajajajajajajaja. Oye, que ella y yo lo pasamos muy bien. Que si, que hay que reír y a las tragedias darles el esquinazo y hacer asomar una cara de buenazo, como tu tienes". Vuelvo a sonreír de forma continuada, que este hombre que imparte humor, ternura, me contagia y con él las carcajadas salen de manera fácil. Quiero entablar una conversación prolongada con Macario, pero no hay manera. A una niña le regala una flor roja, y sin que le pida nada la pequeña le da un beso en la mejilla derecha. "Hoy me siento el hombre mejor pagado del mundo, la de esta niña ha sido la recompensa mas sincera que podía recibir. Eso no tiene precio", me dice. 

Puedo asegurar que el hecho de conocer a Macario me ha producido un tipo de impacto sin precedentes. Sus ojos le bailan a este payaso de la vida que va sembrando sonrisas. Me he pasado dos estaciones de más junto a él disfrutando de su compañía, siendo testigo  directo de cómo a los pasajeros que entran en el vagón les hace retratos simulados acompañados de la palabra "bienvenidos". Ha sido el más bello de los espectáculos con  sabor muy humano, en el que ha arrancado sonrisas a quienes en un principio mostraban  una seriedad inexpresiva. Gracias amigo, por haberte conocido. Has provocado el más bello de mis suspiros. Soñar, sonreír y disfrutar con Macario es gratis. Solo quiere la sonrisa de los demás.

 

MANUEL ESPAÑOL

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