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Mundo mágico

EL CONGRESO SE DIVIERTE

EL CONGRESO SE DIVIERTE

No sé, pero hoy me encuentro especialmente tanguero, y la imaginación la tengo disparatada. Soy por naturaleza, tímido, pero a veces pierdo la vergüenza y hago asomar al soñador que al despertar se salta la lógica más elemental y da paso a las manifestaciones desatadas de un aprendiz de ser humano que dice lo que piensa y hace lo que puede, y que muchas veces no puede nada, porque al final se lo inventa todo, eso sí, sin mala intención. Aunque soy respetuoso, me confieso políticamente incorrecto y procuro aplicar el principio de “la vida es bella con humor“. Harto y apenado como estoy de los que ven la botella medio vacía en vez de medio llena, me planto como un rebelde sin más causa que la mía misma, y paso al ataque realista (no Real Sociedad, que quede claro). Trato de imaginar una sala de espectáculos en Madrid, en el transformado hemiciclo del Congreso de los Diputados, y al borde de la pista escucho a la invitada especial argentina María Lavalle, que con su vestido negro a lo Juliette Greco canta como solo ella sabe «El día que me quieras“ (una delicia, oiga usted), mientras un foco fijo alumbra y aísla su imagen. Tras ella, y con iluminaciones esplendorosas aparte, surge una pareja de estrellas con aires apaches poniendo cara de malos, aunque en el fondo no lo son, que permiten a unas y a otros adentrarse en el baile más apasionado y hermosamente tanguero y desgarrado. Que me perdonen mis amistades argentinas por la travesura, que a los bailongueros no les pidan malabares por su estilo y sentido del ritmo, que se ha inaugurado una nueva forma de hacer parlamentarismo siguiendo “fielmente” la máxima de que “la vida es un tango“. De esta manera comienzo a partirme de risa, mientras entran en escena las estrellas de la sesión plenaria, con la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría y Pedro Sánchez (jefe del Grupo Parlamentario del PSOE). Ambos se ponen ojitos tiernos mirándose frente a frente al principio, y al poco, él le dice ella eso de “usted tiene ojos de mujer fatal“, y su pareja de baile tan singular le contesta: “hagamos el amor y no la guerra. Perdón, hagamos la guerra... No, que me he vuelto a confundir, Su Señoría, que quiero decir, que si usted gana las elecciones y por razones del cargo debe sacar a bailar a la señora Merkel, no quiero pensar lo que puede ocurrir entre los dos países“. Pero hay que negociar con aparente y no del todo conseguida simpatía. El caso es que al cabo del rato, los pisotones son múltiples, y así, con la pareja casi exhausta, va llegando la paz, al tiempo que la música bailable cambia de ritmo soplando aires de bolero aires de bolero Ellos dos se tranquilizan y se ponen muy acaramelados uniendo sus mejillas ante los rostros desconcertados de sus respectivas parejas allí presentes en la tribuna del público, y que no se pierden detalle, mientras en la pista se susurran cursiladas como

_“Ay, Sorayita, en confianza, no me llames Señoría, que ahora tan solo soy Pedrito para ti“,

_“Ay Pedrito, que cosas tan bonitas me dices; anda monín, acércate un poquito mas, si, muy bien, así de pegaditos, que tenemos que acordar la última regla de la Ley XYZ con la nueva regulación que revoca a la anterior, en el párrafo quinto pagina 38“.

_“Pero no te pongas así de fría, Sorayita, que en eso iba a pensar yo ahora que estamos tan juntitos“

_“ No te pases, no te pases tontín. Mira que mi marido está entre el público e igual tengo que subir al estrado y acusarte de violencia de género.

_“No hagas eso, que luego nos acusarán y dirán que la política propicia la aparición de extraños compañeros de cama…

A Soraya se le suben los colores ante esta humorada del líder de la oposición. Además,

metro y medio tras ellos se escuchan unas toses tan agudas que proceden de Mariano Rajoy, que por momentos se pone muy colorado, algo así como si estuviera al borde de un ataque de nervios por una infidelidad que tan solo está en su imaginación, porque la circunstancial pareja lo único que hace es negociar pacífica e inocentemente, y una de esas formas es diciendo tonterías. Pero Rajoy, que no parece entender la nueva manera de dialogar y tratar para su aprobación la ley ESRPT “Educación Sin Reservas para Todos«, no tiene por qué molestarse, que afortunadamente, sus asesores expertos en la lectura del lenguaje labial parecen haberle hecho entrar en razón.

La actuación de María Lavalle ha terminado, pero el sentido rítmico debe continuar, por lo que la Mesa de Presidencia gira y aparece una gran orquesta, que se equivoca de partitura y se paraliza el baile cuando suena el “Rock de la cárcel‘, y claro, que para eso no están Sus Señorías, que no pueden evitar la sonorización de su monumental mosqueo. Mientras, la pareja de bailarines ha hecho una pausa y han llegado a un consenso avalado por los cantantes solistas y sin estrenar (cada diputado dispone de su correspondiente pinganillo, aunque algunos no tengan el oído muy afinado), y a una señal de Jesús Posada, indicando que todos habían avalado la nueva ley en cuestión, algo sin precedentes en la Cámara Baja, aparece a todo volumen el sonido de la Sinfonica de San Jeronimo el rock mas trepidante, y diputados y público se ponen a bailar en un hemiciclo tan cambiado. Momentos después hasta aparecen los camareros del restarante Manolo, cargados de bandejas con sus típicos croquetones. ¿Y el vino? Por supuesto que del Somontano de Barbastro.

Servidor de ustedes y de Cristo Bendito sale por la puerta de atrás después de asistir a una sesión histórica, y lo hago pensando en los susurros musicales de Maria Lavalle. ¡Ay María!, que la vida es bella y más ahora que escucho saliendo de tu garganta “El día que me quieras“

 

MANUEL ESPAÑOL

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