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Mundo mágico

QUIERO DÍAS DE 40 HORAS

QUIERO DÍAS DE 40 HORAS

 

Estoy que rayo en la histeria y no sería exagerado decir que la he rebasado. Pero menos mal que el humor no me falla y hasta sé que quiero emplear esa arma que es la risa, para arrojarla contra mi mismo. Que sí tengo en preparación a, ver si lo edito en breve, un libro de relatos locos, una novela, una conferencia y una obra de teatro, así como una revisión  de “Huellas imborrables”. Me quejaba de la necesidad de días de 30 horas, pero tras un contratiempo doméstico sin importancia y muy accidental que no diré en qué consiste (ella está ligeramente pochita y le han recetado reposo), me obliga a ser hombre y mujer al mismo tiempo, es decir cocinero (me gusta), limpiador (no me gusta) , comprador (me gusta de supermercados) , corredor de bolsa (bolsa de compra de un lado a otro)… El amor es maravilloso, y donde hay amor resplandece el sol. Confieso que estoy plenamente iluminado. Que sí, que se lo cuento a mi amigo Ángel Pérez Zorriquieta, que se parte de risa  y no se le ocurre otra cosa al muy pérfido, que contestarme eso de “me lo vas a decir a mi”, que también me permite el  carcajeo. Y además me veo con la responsabilidad de asomar una sonrisa permanente y natural. Dada la situación, horas al día es lo que iba a necesitar para no agobiarme en exceso. ¿Verdad que es difícil?. Pues mecachis la mar salada, que lo voy a intentar a pesar de ese kilogramo de histeria que me acecha.

Por lo pronto, trataré de escribir cada noche a mis brujitas (¿podré?), auténticas inspiradoras cuando estoy de buen humor, atender más a mis cachorros familiares a pesar de que no hacen mas que meterse conmigo. Que sí, Marya, Pino, Blanca, Sara, Elvira, Conchy, Teresa, Ana, Charo, Carmen, Silvia… que os echo en falta a todas, que sois mis fuentes de inspiración. Un día haremos una concentración brujeril y lo pasaremos bomba. Mi club de brujitas está muy abierto.

Me llama mi sobrino Pablo desde Varsovia y me da ánimos, que eso de la histeria es pasajero, pero que me prepare para más, que soy muy joven todavía para pasarlo mal. El muy cabrito… Pues que conste que me gustan las tomaduras de pelo. Le digo que a él que se le da bien, me haga una caricatura con una geisha. Me pregunta que si me gusta el té y le digo que mucho, tal y como lo hacen en Marruecos, que en mis días de estancia en ese país mágico lo tomaba con deleite a todas horas.  Le veo venir y me dice que si quiero la caricatura estaría muy bien repetir la que me hizo con la dama “japo” en kimono hace ya un tiempo, figurando la celebración de la ceremonia del té con el Fujiyama al fondo. Que cuando vuelva de vacaciones me hará varios dibujos nuevos para no repetir, que estos días está muy agobiado con los exámenes. Esperaré, que ya estoy acostumbrado a ello. Así, con este panorama, lo de la continuidad del loco surrealista está asegurada. Lo malo es que antes decía de un gramo de locura y en el momento actual es de un kilogramo. Pero lo mío no es un problema matemático, sino algo más difuso y que depende del tiempo, de ese reloj que destroza todos los planes. “¿Pero aún te trazas planes con ese panorama?”, me dice el repelente Pepito Grillo, que sin encomendarse ni a Dios ni al diablo pretende erigirse en el portavoz de mi conciencia. Pues hala, Pepito, capullo, dime cual es la fórmula de los días de 40 horas?”. Si me lo dices te forro de euros. Menos mal que eres un insecto, y en uno de mis ataques te puedo liquidar con un pulverizador.

 

MANUEL ESPAÑOL

 

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