Blogia
Mundo mágico

UN HOMBRE BUENO

UN HOMBRE BUENO

Nunca me han gustado las definiciones a base de calificativos, pero hace unos días tuve la oportunidad no desaprovechada de asistir la inauguración en la Casa Encendida, de Madrid, de la exposición de Gervasio Sánchez, titulada Desaparecidos, y está uy claro que él se merece los más encendidos elogios. El de Gervasio es un canto a la solidaridad humana, a la verdad sobre todas las cosas, lo que le confirma como un ser libre. Por eso y por muchas otras razones, me hallo convencido de estar también ante un hombre bueno, en el más extenso sentido de la palabra.

Periodista cordobés que ha echado profundas raíces en Zaragoza, y al que como compañero en la Redacción de Heraldo de Aragón he podido tratar en profundidad, de lo cual me siento orgulloso, puedo asegurar que con su cámara ha recorrido los más desgarradores conflictos bélicos del mundo, ha sido y sigue siendo testigo de las más auténticas tragedias. Y lejos de endurecerse, sus ojos, su expresión, reflejan la más generosa sensación de paz y de deseos de justicia, algo que igualmente transmite en todas sus obras.  En esta ocasión, con Desaparecidos, presenta 252 imágenes en blanco y negro, en torno a un mundo marcado por el hambre, la incomprensión y el crimen. La suya es una profunda llamada a las conciencias.

Pero nadie mejor que el propio Gervasio para dar una profunda descripción de sí mismo, de su conciencia y de lo que piensa, y lo hizo a través del discurso que pronunció cuando recogió el 7 de mayo de 2008 el Premio Ortega y Gasset de Fotografía:

UN DISCURSO VALIENTE

"Estimados miembros del jurado, señoras y señores:

Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.

No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias."

 

 

1 comentario

Anónimo -

Este discurso se hizo famoso por circular por internet, dado que era políticamente incorrecto, sobre todo cuabndo estaban presentes la vicepresidente del gobierno y otros cualificados próceres. El problema es que nuestro sistema tolera muy bien a los gervasios que les leen la caertilla, porque sabe que son pocos, entre otras cosas porque si se ponen así no les cae otro premio. Pero, de todas maneras, refresca el aire la aparición de tipos sanotes como este, capaces de cantar laa cuarenta. Enhorabuena por haber compartido curo con este buen hombre. Y a seguir, a ver que pasa.