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Mundo mágico

¡PERO QUÉ PENA MÁS GRANDE…!

Por más que quiero levantar cabeza, hoy no puedo. El sentido del humor parece que lo he perdido, y por una vez hago la excepción y lo mantendré ausente. He escuchado y visto la grabación recibida sobre una llamada en directo que se efectuó a través de Punto Radio, a Luis del Olmo, maestro de maestros. No era una opinión lo que se oía, tampoco una pregunta. Era el grito de desesperación de un canario mayor de 50 años, que sin empleo y sin medios, y sin más fuente de ingresos, según el protagonista, de la paga única de 460 euros que ha retirado el Gobierno. El buen hombre aseguraba llorando, que muy pronto se quedaría sin vivienda, que debería buscarse un alojamiento bajo cualquier puente, que debe indagar en torno a los cubos de la basura para alimentarse. Tal pena y la forma por él expresada daba la impresión que no mentía lo más mínimo. Estoy convencido de ello.

No creo que este ciudadano isleño llegue a morirse de hambre, que las instituciones no lo consentirán, como no consienten en situaciones similares. Sin embargo es una pena muy honda la que puede afligir a cualquier español que tenga un mínimo de sensibilidad y de sentido de la justicia, la que se siente en casos como éste. No lo logro evitar, me revuelvo con furia.

Dentro de su indignación y disgusto exteriorizado ante los micrófonos de Del Olmo, se quejaba de las pagas que les quedan a determinados políticos cuando abandonan sus cargos. No se puede negar, y que me perdonen por hablar en primera persona sobre asuntos tan serios, que en nuestras ciudades y en los contenedores de las puertas de los supermercados, he visto personas muy mayores revolver las mercancías desechadas por haber prescrito la fecha de caducidad. Dignos y limpios buscando un alimento para no acostarse sin cenar.

Recuerdo cuando a los pocos días de morir Franco ascendió al trono don Juan Carlos I, en el acto de toma de posesión, y dentro de su declaración programática, dijo aquello de “ningún español sin trabajo”. No dudo de la buena fe del monarca, a quien respeto profundamente. Pero han pasado casi 36 años desde entonces, y el paro ha crecido hasta llegar a unas cifras tan alarmantes como las actuales, lo que quiere decir que algo va mal. Tampoco quiero acusar ni señalar culpables, algo que puede conducirnos hacia una demagogia, quizás, demasiado barata, en la que no quiero caer. Pero no me negaran que es muy lamentable que haya personas que pasen hambre, y precisamente en una época en la que muchísimas personas tratan de combatir la obesidad financiándose tratamientos muy costosos, o simplemente adquiriendo productos dietéticos y especialmente diseñados para no tener la sensación de vacío, que también son muy caros.

Toda esta problemática sucede ahora, en el siglo XXI, en este país occidental y desarrollado llamado España.  Y no digo nada si miramos hacia países africanos donde hay sufrimiento máximo y escasa esperanza de vida.

 Manuel Español

 

1 comentario

manu -

Si, señor, una auténtica pena, que proviene de muy lejos. Históricamente España ha sido incapaz de tomar las riendas de su desarrollo. Jordi Nadal explicó, en su día, muy bien el fracaso de la revolución industrial en este país, por causas exclusivamente internas; a eso se le añade el desastre de la dictadura franquista, que yuguló las posibilidades que la República había echado a andar, y a eso se le añade que cuando le pusieron encima de la mesa el plan de estabilización de 1959, ese del supuesto "milagro" económico del franquismo, la trampa era perfecta: urismo, construcción, consumo, pero nada de verdadero desarrollo de un modelo con vistas al futuro. La guinda la tenemos en nuestra gloriosa transición, cuando los gobiernos se dedicaron a apuntalar su posición política y a permitir un desarrollismo que enriqueciera a los empresarios sin crear una red de omvestigación y de desarroollo tecnológico (remember Solchaga), y ya está preparado el país para recibir la oleada de neocons del gobierno Aznar, que estaba encantado con eso. ¿Cuándo se movió más dinero en España? ¿Cuándo los obreros pudieron veranear en Cancún e hipotecarse para comprarse un adosado, y encima pagar en negro a dos ecuatorianos para el trabajo sucio? Y eso es sólo lo más llamativo, lo que más se ve. Entretanto, el trabajo de la Thatcher y Reagan había producido lo que todos sabemos, de forma que cuando esto ha explotado ha habido cuatro o cinco países, entre ellos el nuestro, que han resultado aplastados porque no tenían una base económica firme para soportarlo mejor, como otros del entorno.
Lo de este canario es una tragedia, sin duda, y que no se arregla con una dimisión. Pero viene de lejos, y el pecado de este país es no haber querido ordenarse cuando ha podido, y su tragedia es no haber podido ordenarse cuando lo ha intentado.
Me pregunto qué pasará cuando un equipo de entusiastas del mercado libre y el ladrillo vuelvan a Moncloa, ante una izquierda carente de recetas y de ideas. De hecho, en Madrid ya se ha puesto en marcha la operación de derribo de la fábrica de cervezas Mahou, junto al estadio del Manzanares, para ... hacer viviendas. Vuelta la burra al trigo. Y a mí me han pagado esta extra de Navidad 754 euros menos que la del año pasado, con un trienio más. Al lado del caso de este canario, eso no es nada, pero es otro detalle.
¡Qué país, qué paisaje y qué paisanaje!