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Mundo mágico

A VUELTAS CON “LA IMAGINACION AL PODER“

A VUELTAS CON “LA IMAGINACION AL PODER“

 

Soy un avanzado, pero en años. ¡Mecachis la mar salada¡ Si, de esa generación que pretendía cambiar el mundo, y que inocentes de nosotros partíamos de una premisa que nos parecía tan esencial como aquella de “La imaginación  al poder“. Y lo gordo es que nos lo creíamos oiga, que lo nuestro nos costaba correr delante de una hombres bonachones que llamábamos los “grises“. Aquellos barrigudines que con  porra en mano nos en corrían y no alcanzaban en nuestra entonces incipiente juventud. “Chavales (teníamos que oírnos de vez en cuando), no nos hagáis esta faena, que no estamos para muchos trotes, que también somos padres de familia, que alguno de vosotros podría ser hijo mío“. Y como en el fondo no éramos malos les decíamos que si nos dejaban de perseguir nos iniciábamos la retirada. Otros compañeros de manifestación gritaban: “No seáis idiotas, no les hagáis caso, que lo que quieren es molernos a palos en el momento que nos alcancen y después ponernos entre rejas en un calabozo con ratas“. En una de esas manifas venia con nosotros un “colega“ hijo de un alto grado militar, muy revoltoso él (el hijo) que no se le ocurrió otra cosa quitarle la gorra (no casco como ahora) a un poli y enviársela a su progenitor a fin de provocar todo un cabrero general en el ámbito domestico. Luego ya comenzaron a perseguirnos otros caballeretes altos, fortachones y muy bien preparados físicamente, y para colmo con muy mala leche. Vamos, que si te alcanzaban eran capaces de pasarte a golpes con el rodillo. Y vete a protestar... Como mucho cuando les veíamos a lo lejos les coreábamos ripios de dudoso gusto, y... nuevas carreras. Eran tiempos en los que muy sumisos nosotros en apariencia, solicitábamos permisos en toda regla para protestar y pedir la devolución del Peñón de Gibraltar a España, a los gritos de “Gibraltar español, Gibraltar español, Gibraltar español“. Así hasta que llegábamos a un punto concreto y rompíamos nuestras intenciones formales a fin de solicitar insistentemente libertad, libertad y mas libertad, y corear otras consignas mayormente incisivas hasta... que llegaba de nuevo la Policía. De esta manera se evolucionó hacia los denominados antidisturbios vestidos con trajes color marrón, con casco integral y fusiles ametralladores que disparaban humo, pelotas de goma, que doy fe hacían mucha pupa, y siempre acompañados de “tocineras“ para transportar a los detenidos. Ahora los miembros de las FOP (Fuerzas de Orden Publico) van de azul marino y llevan un equipamiento mayormente sofisticado. Y aun seguimos diciendo eso de “La imaginación al poder“... Recuerdo de mi época periodística en Bilbao, cuando el redactor jefe, siempre muy guasón conmigo y yo con el, me envió junto al fotógrafo de turno, el bilbaíno con mas chispa que he conocido y que se las sabia todas, a cubrir informativamente una manifestación que se desarrollaba por el entorno de “La palanca“, algo así como lo que en Barcelona fue el “Barrio Chino“. Y como allí no había manifa sin polis, en una calle sin ramificaciones nos metimos el amigo y yo por detrás a la espera de que se registrasen los primeros movimientos tácticos. “Cristo“ ya había registrado con sus cámara la espantada producida con los lanzamientos de los primeros botes de humo, y de repente, en una encerrona, de estar en la cola de la manifestación nos encontramos en primera línea frente a un pelotón de la policía apuntando con sus fusiles y otros con sus porras un tanto nerviosas. Antes de que llegasen a tiempo de echarnos el guante, llamamos a la desesperada a una puerta que daba a una casa con viviendas, se nos abrió de inmediato, y desde un piso a través de la escalera nos llamaron. “Meteos aquí“. Y con  cara de susto accedimos a la vivienda que era un inmueble de amores de toma y daca, eso si, habitada por personas muy amables que nos permitieron seguir la manifestación desde arriba, acompañados de un vaso de vino tras otro. Gracias, mis señoras. Dos horas después me correspondió asistir a una entrevista con Felipe González Márquez, a quien con humor le conté lo que nos acababa de suceder, y quien con mucha ironía me dijo: “pues no tienes precisamente mala cara“

Y esa generación tan nuestra, que ya se conoce en muchos ámbitos como “La generación perdida“, llegó al poder, pero se metió en una dinámica no precisamente imaginativa, si bien se ha avanzado, y mucho, en libertades. Sin embargo es enorme el terreno que hay por delante para conseguir un mundo mas  justo y equilibrado. Y aun con todo aun soy de los que creen en lo que ya se ha conseguido a medias una máxima: “La imaginación al poder. Y si es posible con humor, mucho mejor.

 

MANUEL ESPAÑOL

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