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Mundo mágico

EL CASO DE LA ESCOBA CHIVATA

EL CASO DE LA ESCOBA CHIVATA

La tía Cuqui monta el caballo loco de Gabino (Dibujo Pablo Español)

 

 

En mi casa tengo todo tipo de artilugios,  y siempre me dice Jimena que sobran trastos. Claro, uno que es un tanto suspicaz, cada vez que ella habla creo que se refiere a mi, y me pongo en guardia. Y así empieza a armarse el gran lío. Que me levanto, oiga usted, que empiezo a cantar debajo de la ducha eso de "Mi amor loco sobre un caballo", que me acabo de inventar con letra también improvisada. Y claro, ella que en ese momento se dedica a escuchar toda ensimismada a Plácido Domingo en "Una furtiva lagrima", rompe a llorar con aires de enfado sumo, con gran susto por mi parte. Me llama destalentado, me habla casi a gritos de mi caballo loco, y con toda la guasa de la que soy capaz le contesto armónicamente que el que esta loco es mi amor por ella, que mi equino y yo vamos al trote en su búsqueda siempre que lo desee, que si quiere le canta un servidor lo de la "furtiva". Me contesta que deje en paz a su Plácido y que no le martirice. ¿A ella o a los dos?, le pregunto... Nada, que no es su día, que ella tan dada a la risa y a la broma hoy no hay por donde calmarla. Me asegura que haberle arrancado de ese momento de encantamiento musical me va a costar caro, que he asesinado líricamente al mejor tenor del mundo y me lo dice a mi, que soy tan pacifico, que si quiero guerra me pondría a tararear las canciones tirolesas de Heidi. Desde luego esta mujer mía parece a un cencerro, que no hay quien la entienda, que de repente se echa a reír y a decir que no tengo remedio cuando recién salido de la lucha (ligeramente, pero vestido, que soy muy decente, oiga) apago la música dominical y me pongo a cantar "La vaca lechera". Se me cae la poca ropa que llevo, noto que me quedo rojo como un tomate de pera maduro, me tapo gestualmentente y le digo que "hoy puede ser un gran día..." Sigue riendo y pienso que aun a pesar de que ande un poco tarara, por lo menos la prefiero de esta manera. Pero si es que en el fondo y en la superficie, ocurre que somos  tal para cual. Me dice que no me tape y le contesto que no tengo sentido del ridículo, "pero hoy un poco, si". Y ante una contestación como esta, nos hacemos los formales, ella se pone el traje de noche y yo el de Adán, de después de ser expulsado del Paraíso (maldita serpiente). Buen desayuno, y después cada uno a sus puestos, que hoy no nos veremos hasta la noche. Ella toma el volante de su "BMW", y a mi como no nos quedo dinero tras la compra del vehículo me corresponde conducir hoy la escoba mágica, un poco vieja y destartalada. Pero bueno, que después del numerito más matinal y lo que me han costado sus risas, hay que complacerla y que disfrute. Lo único que se me ocurre decir es: "No Pases de 20, cariño". Ella suelta las manos del volante, junta las palmas y me sopla un beso que parece muy apasionado. Y yo tan feliz con mi vieja escoba a la que llamo Lolita.

Lolita y yo, la realidad sea dicha, formamos una buena pareja desde tiempos inmemoriales. Y no veáis la cantidad de recorridos que llevamos juntos a través de todo el pasillo y el completo de las habitaciones. Parece que habla y por momentos se parece a Jimena, aunque no en todo. Si es que en el fondo tiene alma de mujer... Así que me da por silbarle al estilo del coche fantástico, y ella acude rauda y veloz ante mi llamada. "¿Desea algo mi amo y señor" , me dice con aire mimoso. Le respondo, igual que muchos días, que ya que somos coleguillas, que me trate de tu. Le sugiero (a mi no me gusta mandar) que me lleve allá donde se encuentra mi amigo Zambo el cantante, un tipo genial que utiliza las dos voces y pone distintas caras con "Me debes un beso, no te lo perdono". Lolita me dice que no, que Zambo es machista y muy feo. "¡Vaya, me salió la dama". Pero no le contesto adecuadamente, que luego se lo pía a Jimena. Me muerdo los labios, doy un berrido interno, y me quedo con las ganas.

- ¿Que tal Loli si nos vamos al pueblo a ver a la tia Cuqui?

- Ni hablar, que la ultima vez me hicisteis barrer toda la casa. Y mira que la tiene grande... Menos mal que no os acordasteis en esa ocasión de la cuadra.

- Ya, y aquí, como el piso no tiene mas de 100 metros cuadrados...

- Calla y dime de una vez a donde quieres ir.

- Yo no soy mas que una escoba. Y como no pienso...

- Llévame si te parece al estudio.

- Pero entraremos  por la ventana, que el portero del edificio me cae fatal. Además tan solo tiene 30 metros cuadrados y hay que limpiar menos.

- ¡Vaya mañana y todavía no hemos empezado! Me quedare en casa pues a trabajar.

- Por ahí debías haber iniciado tus propuestas. Quedémonos.

De esta manera las manecillas del reloj empiezan a dar vueltas. Apenas musito alguna tontería, la escoba Lolita (ya en la edad madura y cansina) callada y en un duermevela vigilante y chivato. De repente suena el teléfono con el tono de la "furtiva lacrima" y la voz de Plácido. Mi susto es enorme, pero al momento la alegría que me llevo es impresionante. Al otro lado la mas cariñosa voz de Jimena se hace notar. "Mi amor -me dice- ¿Podrías venir en mi ayuda? Te necesito mas que nunca. No, que a mi no me ha pasado nada, que ha sido al coche, que le han dado un golpe y ha quedado para la chatarra. Si, el BMW, ¿qué otra cosa podría ser? Por un momento creí que me iba a matar, he pensado en ti, y aquí me tienes, en la carretera del aeropuerto sin saber que hacer. ¿Vas a venir a buscarme?". En ese momento veo a Lolita con cara de pánico, pero la respuesta a mi chica es muy rápida: "Lo

 Que quieras cariño, ahora salgo".

"¡Ay escobita, escobita mágica, ¿Has escuchado?  Pues abro la ventana del salón y salimos volando. Vamos, como en los viejos tiempos". Se hace mínimamente la remolona, pero como algo me queda de brujo, obedece, paso por la Plaza de La Libertad, que ya esta iluminada con luz eléctrica, por la avenida de los Tontos Felices, les hago unos cortes de mangas a los coches inmersos en un atasco,  y canto el Himno a la Libertad, de José Antonio Labordeta. ¿He dicho libertad? En ese momento, mientras sobrevolamos el Parque de los Gobernantes Justos  a la escoba le da por estornudar y perder altura; rozamos unos arboles y a Lolita apenas le queda tiempo de decirme que me prepare para una emergencia, que se le ha roto el carburante de las narices. Me salva la rama de un árbol, que me engancha por el pantalón y que me arranca la camisa. Justo debajo de mi tengo un contenedor de basura que huele a huevos podridos. Tras una hora de vivir sin vivir en mi, caigo en el contenedor y me quedo tan solo con el teléfono, que antes del salto ha comenzado a sonar. Ya envuelto en desperdicios insoportables reconozco la voz angustiada de Jimena, que si donde estoy, que con quien me he ido, que soy un despreocupado,  así como otras lindezas. Al final puedo explicarle la situación, que voy a intentar salir, pero no sé como podré llegar a casa, que la escoba se ha destartalado y que ni con sus restos puedo tapar mis vergüenzas. Que imaginase el numerito, que con tanto huevo podrido ni el taparrabos podía encontrar.

De repente oigo la entrada de la puerta de la casa, que mi chica ya regresa mucho antes de lo previsto, que no había podido ir a sus tareas porque nuestro coche vetusto él,  se había parado sin freno ni marcha atrás a 20 minutos a pie de casa. Y yo empeñado conel BMW imaginario.  "¿Pero que haces ahí desnudo encima de la cama tapándote con las manos?" me dice y añade: "no hace ni media hora que he salido de casa y no te has movido... ¿Que dices de Lolita?, ¿Quien es esa Lolita? Tu y yo tenemos que hablar largamente. Pero.... Despiertaaaaaaaaa". Abro medianamente los ojos y no se me ocurren mas palabras que esta: ¿Bailamos?.

 

MANUEL ESPAÑOL

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