Blogia
Mundo mágico

Opinión

LÁGRIMAS EN EL CAUCE DEL SENA

LÁGRIMAS EN EL CAUCE DEL SENA

Me llegó la noticia al poco del atentado. Mis ojos se humedecieron. París, “la novia del mundo”, como dice la canción, se había teñido de luto y de sangre. Por razones anímicas y vínculos familiares puedo decir que Francia es mi segundo país. Anteayer, ayer y hoy, y mañana, y pasado, y espero que hasta mi último suspiro, me siento y me sentiré francés de espíritu. Ayer intenté dar rienda suelta a mis sentimientos, pero mi mente era un torbellino revuelto de ideas buenas y malas y hasta de rabia incontenible. No me salía una frase tras otra que no contuviera improperios y la sensación de impotencia era muy grande, por lo que tuve que rendirme ante todo un síndrome de bloqueo mental. Hoy, el bloqueo ha desaparecido sólo a medias, pero tal y como se desarrollan los acontecimientos, la indignación ha aumentado mucho mas todavía. No puede ser que la barbarie de unos fanáticos en nombre de su credo, haya manchado al mundo democrático y libre, y que lo haya hecho en la patria de la “Libertad, igualdad y fraternidad”. Estos días el Sena ya no lleva agua en su cauce, sino lágrimas por el dolor que ha causado el asesinato de doce personas cargado de una vileza baja e indescriptible. Hoy, los hermanos Kouachi, súbditos franceses y yihaidistas reconocidos, autores materiales de la masacre, y que habían sido felicitados por su “hazaña” por parte de Al Qaeda y el Estado Islámico, han sido abatidos cuando deseaban salir de un local en el que estaban en poder de un rehén. No me alegro de la muerte de los terroristas, que me hubiese  gustado su detención, a ver si en los interrogatorios ya sin más armas que las de la policía hubiesen “cantado”. Han preferido su muerte. Está claro que su espíritu cobarde había sido infectado por la creencia de que al momento estarían sentados junto a Alá. Respeto profundamente las creencias religiosas de todos los credos que predican la fraternidad. Quienes son malos y despectivos sin límite alguno son los hombres responsables de las facciones separadas de determinados credos. Tengo amigos musulmanes grandes personas, con sus peculiaridades y formas de entender la vida que no son los míos, pero que respeto porque son consecuentes y nunca violentos con su forma de practicar su religión. Para ello, repito, mis respetos. Lo que nunca entenderé ni quiero, es cómo al grito de “Alá es grande”, es decir en nombre de Dios, se mate al prójimo, se torture hasta extremos terroríficos y causando baños de sangre. Y no digamos el menosprecio asesino que los fanáticos de esta clase tienen hacia las mujeres.

No sé qué consecuencias pueden tener los sucesos de estos días. Los periodistas y dibujantes han sido objetivo de estos desalmados. Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, además de un trabajo duro e intenso, consagrar nuestros derechos a hacer uso de la libertad de expresión. Eso significa el triunfo del mundo de las ideas, de las criticas, sobre la intolerancia y ese mundo de ignorantes que creen que los problemas se resuelven de una forma violenta. No, no digo, que ellos con su forma de pensar, piensen que “nuestras aspiraciones son justas. Si todo el mundo pensara como nosotros, no habría derramamientos de sangre”. Sin palabras.

Mientras tanto,  las aguas del Sena bajan mezcladas de sangre y lágrimas. Estoy triste y cada vez más indignado. Lo malo es que el mundo parece estar amenazado por un fanatismo marcado por la ignorancia y la irreflexión y todo un afán de poderío mas propio de la Edad Media.

 

MANUEL ESPAÑOL

SOS DESESPERADO

SOS DESESPERADO

 

 

Datos de Reporteros sin Fronteras en 2014 a fecha 31 de julio

 

35 periodistas asesinados

7 colaboradores muertos

12 internautas asesinados

177 periodistas encarcelados

11 colaboradores encarcelados

188 internautas encarcelados

 

A veces se me apodera el miedo y no puedo evitar el pánico que me invade al contemplar las cifras que Reporteros Sin Fronteras nos actualiza día a día a través de su pagina web www.rsf-es.org. He visto la  muerte personalmente y muy de cerca en mi profesión, me ha correspondido cubrir la información de numerosos atentados terroristas y algún que otro secuestro, he sido amenazado en lo que a mi integridad física se refiere, con la correspondiente espada de Damocles que no se fue de mi cabeza a lo largo de muchos años. Y desde luego no me siento nada orgulloso de ello, sino que más bien me da vergüenza contarlo. Sin embargo he sido al mismo tiempo una persona apasionada y hasta feliz ejerciendo la profesión a la que he amado y amo hasta límites insospechados. Parecerá que sufrir y disfrutar sea un contrasentido, pero ahora bien entrado en la época otoñal de mi vida, estoy convencido de que si volviese a nacer seria periodista, algo que puede no entenderse a los ojos de la razón, pero si a los del espíritu, y a ciertas dosis de rebeldía. Puede que seamos un poco extraños, o raritos, como supongo que pensará  convencido más de uno. Y lo peor de todo ello es que aún nos tenemos que oír eso tan manido de que la culpa la tienen los buitres de los periodistas. No somos los autores de las noticias,  sino sus transmisores, y pensamos siempre de una manera vocacional que nuestra obligación es facilitar que el mundo se entere de cuanto sucede en su entorno, bien explicando limpia y llanamente las cosas como suceden, aunque molesten a determinados intereses o defensores a ultranza de posiciones en ocasiones inexplicables, o bien a través de determinadas investigaciones que por concretos motivos destapan auténticos escándalos. Hay que pensar que nunca es más cierto aquello de que la verdad nos haga libres a todos, que debemos plantarnos cara a nosotros mismos y conseguir que las noticias lleguen sin ser manipuladas al más amplio abanico de receptores, sin excepción alguna, aunque la meta perseguida pueda parecer una utopía. Persigamos las utopías pues salvando todas las coacciones, aun a pesar de que compañeros de profesión de todo el mundo, frecuentemente sean víctimas que pagan su vocación con resultados de muerte por asesinatos, con incomprensibles condenas de cárcel por parte de gobiernos regidos por dictadores y a veces dictadores disfrazados de demócratas. Ejemplos claros los hemos tenido muy cerca en país todavía llamado España, aunque sus promotores parece que ahora están calladitos y por lo menos no activan de momento sus armas, si bien tampoco las han entregado.

Sin duda, en estos momentos es urgente lanzar un SOS desesperado, bien por la humanidad que vive unos dramas que deberían hacer sentir la cara llena de vergüenza a tantos y tantos dirigentes mundiales, que allá donde hay petróleo y otras riquezas se vuelcan a fin de favorecer sus finanzas, aunque eso sí, en nombre de la democracia, una democracia que ni existe ni existirá en lugares pobres y plagados de miserias, con gentes que pasan hambre y hasta mueren por carestía de alimentos. Tales desatinos cargados de maldad no parece que guste sean divulgados,  ¿La culpa la tienen los periodistas?

Como botonazos indignos de muestra de toda esta sinrazón, me concretaré en dos frentes, aunque hay muchos más. Ucrania y  franja de Gaza en Palestina. Todos quieren periodistas afines y odian a los que tratan de ser imparciales y que no solo son encarcelados y secuestrados, sino secuestrados.

Así tenemos que en la autoproclamada Repubica Popular de Donestk (territorio rebelde de Ucrania), se ha restringido de forma drástica la cobertura periodística de los enfrentamientos, produciéndose  igualmente un alarmante aumento de detenciones y desapariciones de periodistas. Una periodista polaca, Blanka Zulewaka, que acompañaba a un grupo del ejército ucraniano fue tiroteada y herida gravemente en la columna vertebral. El también periodista ucranio Argakov fue detenido por funcionarios de inmigración rusos el pasado 18 de julio cuando trataba de investigar la desaparición de dos pilotos de su país, que fueron asesinados por fuego de mortero en la región de Laganks, en el este de Ucrania. Igualmente, el 20 de julio, los rebeldes detuvieron a diez periodistas ante la morgue de Donetsk, cuando intentaban completar su labor informativa sobre el avión de pasajeros de Malaysia Air Lines derribado el día 17 y en el que murieron doscientas noventa y ocho personas. La jornada anterior, los propios rebeldes arramblaron con los equipos de una web de noticias de Luhanks.

Por otra parte, tras el comienzo de los recientes conflictos en la zona palestina de Gaza, a los 19 días de desastres continuados, el ejército israelí ya había causado mil muertos. Mientras, Estados Unidos comunicaba que seguiría proporcionando munición a Israel. Recientemente, el pasado 30 de julio se vivía la jornada más cruenta hasta el momento, con un saldo total de 119 muertos y 500 heridos palestinos. En esa misma jornada, en pleno bombardeo en Shujaíya, fallecía el fotógrafo Tamiy Ryan. Y lo peor es que la escalada bélica parece aumentar día a día, sin visos de solución por más que se proclamen treguas débiles que se rompen con la máxima facilidad.

En estos escenarios plenamente inhóspitos para los seres humanos, se mueven  periodistas de todo el mundo. Que ¿qué quien les llama para meterse en sitios donde saben que los peligros son tan seguros? Algo muy seguro es que sin estos profesionales entregados no habría información veraz, y sin información no habría democracia. Amamos la democracia,  no concebimos la vida de otra manera. Nos gusta aportar nuestro granito de arena desde las más distintas áreas del mundo de la información, no solo política, orden público o conflictos bélicos, sino incluso en la parcela deportiva, donde la violencia ha empezado a hacer sus apariciones alimentada por la barbarie a todas luces incomprensible.

 

MANUEL ESPAÑOL

 

 

 

 

CRUELDAD Y TERROR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

CRUELDAD Y TERROR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Imagen captada de un horno crematorio. Hay fotos que por su crueldad he considerado no publicables.

 

Ha pasado una semana desde que llegué de Polonia. El país me enamoró y parte de mi corazón se ha quedado allí, entre sus gentes sufridoras y a la vez encantadoras y abiertas. He intentado beber de las fuentes de la historia y ya no soy la persona que era, a la que siempre le ha gustado la broma, mirar siempre hacia adelante con una sonrisa dibujada en mi rostro. Dicen que el tiempo lo cura todo y me muestro reticente hacia ese pensamiento, si bien puedo asegurar que intentaré recuperarme, volver a reír y a tratar de hacer reír. Sé que es difícil, muy difícil, pero  espero lograrlo tanto por mi como por las personas que me rodean, que no se merecen esta mirada mía tan apagada, que no hace más que reflejar lo que siento en estos momentos.  La crueldad y el terror más allá del límite hallada en los dos campos de Auschwitz, me han dejado mal, muy tocado. Según la información que se conserva en los archivos del antiguo KGB, las SS hitlerianas mataron a más de cuatro millones de reclusos, judíos en su gran mayoría, si bien igualmente los había de etnia gitana y muchos ciudadanos polacos. De acuerdo con el testimonio de un superviviente que igualmente figura en los documentos de los servicios secretos rusos, se asegura que la cifra de víctimas muertas violentamente ascendió a seis millones.

Con estos últimos datos ofrecidos ya sé que no aporto nada nuevo, que para eso están los documentos y los propios libros de historia. Mi corta pero intensísima experiencia en estos campos de la muerte cruel y violenta, me ha llevado a reflexionar, a sentir asco total hacia los responsables del genocidio. Allí, en mi visita, coincidí con un grupo de oficiales del Ejército de Israel, que no podían evitar su semblante triste y serio. Les comprendí inmediatamente.

Tanto al campo de concentración como al de exterminio, que se hallaban entre sí a muy corta distancia, habían sido trasladados durante la Segunda Guerra Mundial, judíos procedentes de toda Europa. Tuvo que llegar el 27 de enero de 1945 cuando varias unidades de la División 100 del Ejército Rojo liberaran a los 2.819 prisioneros que permanecían en un lamentable estado de vida. Pero entre el comienzo de la guerra y la fecha de la liberación ocurrieron auténticas calamidades, jamás justificadas ante los ojos de la razón y a ante los de los sentimientos interiores humanos.

En el inicio de los conflictos, el hecho de ser judío en Polonia ya era un estigma. Tanto es así que se les obligó a vivir hacinados en guetos sin poder salir de los mismos, y siempre con la estrella de David cosida en el brazo, sin que nadie hiciera nada por impedirlo. Así, poco a poco, día a día, eran sacados de sus “moradas” y llevados a Auschwitz, donde a los niños, ancianos y mujeres se les sacrificaban en las cámaras de gas, para luego ser incinerados en los hornos crematorios. Los jóvenes, mientras servían para trabajar, eran mano de obra barata hasta que no podían resistir más. Así sucedió que en 1943 se produjo un levantamiento judío por parte de personas que sabedoras que iban hacia una muerte segura, con las pocas armas que tenían y con el tímido apoyo de la Resistencia Polaca, que tampoco disponía de muchos medios, se lanzaron abiertamente contra el enemigo  causándole numerosas bajas. Sabían que no conseguirían nada, pero por lo menos iban a morir como valientes y con dignidad. Así hasta que los nazis se rehicieron y jamás demostraron el menor síntoma de piedad.

Si ya personalmente había leído numerosos libros de historia, no es lo mismo enterarte desde tu propio domicilio de asuntos tan terrible, que ser visitante de unos escenarios en los que se escribió una auténtica vergüenza de la humanidad, contada en el propio lugar con el apoyo de un inmenso caudal fotográfico otro con escritos perfectamente documentados. Allí, aun a pesar de la distancia de alrededor de setenta años, se nos transmitían vivos los lamentos de unas víctimas que pedían justicia, que no las olvidásemos nunca para no repetir los mismos errores con el devenir de los tiempos. La crueldad era impartida con los estilos de las más bajas calañas. Nada más llegar allí los reclusos eran desnudados y se les tatuaba en los brazos su número correspondiente, que a partir de ese momento iba a significar su propia identidad, ya que el nombre propio no se les reconocía. Si alguno de ellos lo decía de viva voz, la tortura iba a ser implacable y el propio y último suspiro se transformaba en un deseo.

Todos los días se registraban numerosas bajas entre los apresados. No me fue mostrado ninguna cámara de gas, pero sí los hornos crematorios. Se me pusieron los vellos como escarpias cuando recibí las explicaciones de polacos nada sospechosos. A los prisioneros se les desnudaba completamente para acudir a las duchas higiénicas muy aparentes, pero de las que salía gas en vez de agua y de esta manera eran masacrados. Asegurados los verdugos de que el genocidio había sido consumado, entraban a las cámaras, se revisaban las dentaduras de oro que llevaban algunos cadáveres, así como piernas ortopédicas y otros aparatos auxiliares, que iban a parar a propiedad nazi. En ambos campos se mostraban al público de hoy en día, de trajes de presidiarios que una vez fallecidos sus propietarios iban a parar sin limpieza alguna a otros usuarios, así como zapatos de niños, zapatos de mayores y ancianos, orinales, fotos de auténtico impacto y espanto con personas desnutridas y esqueléticas, y las ya mencionadas piernas ortopédicas.

De acuerdo con mi criterio particular, lo más lamentable, lo más terrorífico, era que buena parte del personal que conducía a los “reos” a las “duchas”, estaba reclutado de voluntarios de los propios judíos, a quienes se les prometía ser liberados si lo hacían bien. Hacían un trabajo muy sucio violando incluso los cadáveres de los suyos. A pesar de todo, con el peso de la conciencia sobre ellos, eran vilmente engañados y luego asesinados. Eran otros números más que luego serían quemados en los cinco hornos que había en funcionamiento, con una capacidad de incineración de 270.000 cadáveres al mes.

Mientras tanto, y a lo largo del período nazi, en los dos campos de Auschwitz había unos equipos científicos y médicos que experimentaban con los apresados, a quienes les inoculaban enfermedades y luego eran curados o no, pero que siempre acababan en las cámaras.

Diez días antes de a llegada de las tropas rusas del rescate, sabedores los nazis de que su derrota estaba próxima, procedieron a dinamitar las cámaras de gas y los crematorios las huellas del horror. No lo consiguieron. Quedaron testigos y la historia está escrita. Han quedado muy pocos sin mancha.

Polonia es un gran país al que quiero, que ha conocido el sufrimiento como nadie, con numerosas invasiones por parte de Alemania, Rusia y Suecia, hasta el punto de haber sido borrado del mapa durante cerca de cien años, que hasta no hace demasiado ha sido dominada por el régimen soviético, pero que como el ave fénix ha sabido resurgir de sus cenizas. Ahora es miembro de pleno derecho de la Unión Europea y por consiguiente asociada a Alemania, país que está invirtiendo mucho dinero.

El dolor de la humanidad, no obstante, ha quedado grabado a fuego en los propios cuerpos, en las propias almas de todas las personas sensibles. Desgraciadamente, el mundo no ha aprendido. Estados Unidos masacró Japón con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, e hizo lo propio en Vietnam arrasando aldeas enteras y campos de cultivo con bombas napalm a fin de vencer por hambre a unos enemigos con los que no pudo. Hay muchos niños que mueren todos los días, también de inanición en el tercer mundo, cuando en la tierra existen alimentos suficientes como para evitarlo. A veces hay que quemar campos de trigo enteros para enriquecer los intereses creados y que no bajen tanto los precios.

Ante esta circunstancia ¿no es para estar triste?

 

MANUEL ESPAÑOL

 


LA CRISIS QUE HACE TEMBLAR

LA CRISIS QUE HACE TEMBLAR

Aun enamorados vocacionales de la profesión más hermosa del mundo, en nuestro panorama de futuro, parece como si fuésemos caminantes cuesta arriba sobre una cuerda floja a unos 3.000 metros de altitud y sin red. Y nos llaman, nos llamaban, mejor dicho, “El cuarto poder”, cuando la realidad es que una mínima Y mañiciosa pizca de viento puede arrojarnos al abismo sin paracaídas y sin cámara lenta posible. Ya se sabe cual es el resultado. Puede parecer a ojos de muchas personas, exagerada esta visión apocalíptica del ejercicio íntegro del periodismo, y desgraciadamente no existe demasiado margen de error. Periodistas asesinados, secuestrados, encarcelado, despidos, cierres de medios, están en las notas de cada día en este mundo tan inmensamente globalizado. La crisis nos hace temblar.

Independientemente de la labor profesional que nos haya correspondido llevar a cabo como periodistas, alejados de las imágenes dadas en las películas y series americanas de televisión, quienes tuvimos la suerte de iniciarnos en esta profesión y seguir años y años en ella, muchos de nosotros, a pesar de todo, manteníamos siempre en lo más alto posible el grado vocacional y de entrega con que trabajábamos en nuestros comienzos. No siempre se acertaba en las informaciones y algunos de nuestros errores sabíamos que podían causar daños. La seguridad consigo mismo no quita para que también seamos capaces de mostrar un comportamiento entrañablemente humano, alejado de cualquier tipo de prepotencia. Es bueno hacer periodismo de investigación e informar siempre con honradez. Y si se hace de esta manera, siempre con la verdad por delante y guardando las mínimas normas de ética, podremos mirarnos plenamente ante el espejo que llevamos o debemos llevar todos en nuestra conciencia.

El asesinato de un amigo marca para siempre. Ese amigo era José María Portel, compañero que fue en La Gaceta del Norte y que pereció ametrallado por los pistoleros de ETA. Su muerte me hizo plantear la posibilidad de dejar la profesión. Una profunda reflexión me hizo reaccionar y mirar hacia adelante y amar todavía más el ejercicio del periodismo, desde las más diversas secciones.

Siempre se ha dicho aquello de que “la verdad os hará libres”, si bien ser sinceros y valientes   casi siempre entraña grandes riesgos. De acuerdo con los datos “online”  ofrecidos en las últimas actualizaciones de Reporteros Sin Fronteras, en lo que llevamos de 2014 se han registrado 17 periodistas asesinados, 6 colaboradores muertos, 3 internautas asesinados, 166 periodistas encarcelados, 14 colaboradores encarcelados y 165 internautas encarcelados. Bien es verdad que los datos resultan aterradores. ¿Y luego nos denominan “El cuarto poder”? cuando constantemente oímos que nos llaman buitres. Sí, los periodistas matamos a Jesucristo, a Kennedy, a Marx y a Lenin.

Pero es que en España la situación no da mucho más margen al optimismo. Quienes hemos tenido la fortuna de trabajar ininterrumpidamente no debemos, no podemos quejarnos personalmente. Pero nos sentimos solidarios con nuestros “sucesores” y vemos que el empleo joven ha caído en picado, que es discontinuo, que se van cerrando demasiados medios. ¿Cuál es el futuro? Pues muy oscuro, como los trenes españoles a la vieja usanza, que cuando pasaban por el túnel se inundaban de carbonilla.

¿Qué se eliminó la censura? Ahora ya no hay que acudir con las pruebas de imprenta de los  periódicos a los censores designados por el régimen al que logramos decir adiós. Sin embargo, los miembros del Gobierno que preside Rajoy y sus  subordinados da la impresión de que quieren dejar todo atado y bien atado, y se han inventado el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana. Ello quiere decir que aunque sean imágenes captadas en el exterior, no se permitirá que los objetivos apunten a las fuerzas de seguridad, ni a las propias autoridades, “siempre que puedan resultar lesivas, inconvenientes o inapropiadas”, según estimen convenientemente los delegados del Gobierno o del Ministerio del Interior. No sé si nos toman el pelo miserablemente o es que, si con buena fe, quieren aliviarles parte de su trabajo a los tribunales. Está claro que nos hallamos ante una medida intimidatoria sometida a los intereses políticos, o más especialmente, a los del partido o partidos que estén en el Gobierno. Rechazo, y espero que mis compañeros también, cualquier tipo de mordaza. Como solemos compartir los periodistas en nuestra defensa de la libertad de expresión, “Sin periodismo libre no hay verdadera democracia”.

 

MANUEL ESPAÑOL

CON LAS ESCOPETAS CARGADAS

CON LAS ESCOPETAS CARGADAS

Leo y repaso de nuevo la triste y lamentable historia de los periodistas españoles secuestrados en Irak. Uno de ellos, Marc Marginedas, de “El Periódico de Catalunya”, ya pudo hace unos días reunirse con sus familiares. Este próximo domingo 16 de marzo de 2014, se cumplirán los seis primeros meses desde cuando se produjo la captura por parte de una facción de Al Qaeda. Tanto Javier Espinosa (“El Mundo”) como el fotoperiodista Ricardo García Vila no han vuelto, no se sabe a ciencia cierta cual es su situación real, y en cualquiera de los casos nada, placentera. Trato de reflexionar sobre la suerte de estos compañeros y no puedo evitar mi entrada en un estado de regresión que me hace recordar experiencias propias o vividas desde la más inmediata cercanía, que el paso del tiempo no ha podido borrar.

Una noticia que me produjo  un vuelco total en mi estado de ánimo fue cuando estaba ejerciendo mi profesión en “La Gaceta del Norte” de Bilbao”. Cada jornada. cuando salía al mediodía de la Redacción, iba a comer siempre con algún compañero a determinados restaurantes económicos o casas de comidas cercanos. El día 27 de junio de 1978 compartimos almuerzo José María Portell y yo, y en la cercanía comentábamos aspectos muy humanos, me hablaba de su mujer, la también periodista Carmen Torres Ripa, y de sus cinco hijos, de su preocupación por la situación familiar en caso de producirse algún percance, aunque también había instantes entrañablemente distendidos. El caso es que, el despertar del día siguiente fue el más terrible de mi vida profesional. La voz de Luis del Olmo, que tantas veces me ha acompañado a lo largo de las mañanas radiofónicas daba la noticia, que ya la cogí empezada: “…deja viuda, Carmen Torres Ripa, y cinco hijos”. Me puse muy nervioso, tomé mi “Seat 127” y en unos minutos me planté en el número 8 de la calle Henao. Allí me encontré con José Luis Bengoa Zubizarreta, quien tiempo después sería director de Cadena SER Radio Bilbao,  que me indicó que José María había sido acribillado a balazos cuando se disponía a tomar su coche, que la propia Carmen había sido testigo desde el balcón de su casa en Portugalete. Era el primer asesinato de un periodista que había cometido ETA. Ese día devolví la escasa comida que había ingerido. Mi impresión y tristeza fue tal, que a los tres días me presenté en el despacho de mi director y le dije que me quería ir, que no aguantaba más. Me persuadieron él y mis compañeros al hacerme ver que no tenía otra opción laboral, algo que tenían toda la razón. Afortunadamente allí estuve bien tratado hasta  casi finales de 1984, cuando regresé a Zaragoza y comencé a trabajar en HERALDO DE ARAGÓN, y así durante 20 años hasta mi jubilación. En mis siete años de estancia en la capital de Vizcaya me correspondió cubrir información de otros atentados y hasta de algunos secuestros. Sin embargo, en ese fatídico 1978, el 23 de octubre tuve que formar parte del equipo de redactores encargado de elaborar las informaciones sobre la tragedia escolar de Ortuella, al explotar una caldera de calefacción con un registro total de 52 muertos, cuarenta y nueve de ellos niños. La situación que se vivió en los centros hospitalarios y en su entorno, fue dantesca. Vi cadáveres y heridos y ello produjo un impacto tan especial, que sus imágenes aún se repiten de vez en cuando.

En Zaragoza, para mi propia satisfacción, he vivido siempre la información deportiva, a la que me he dedicado totalmente, si bien me ha correspondido dar la noticias demasiadas veces repetida, de amigos míos muy entrañables muertos de accidentes de montaña. Para colmo también  tuve que transformarme de nuevo en improvisado redactor de sucesos, y nada menos que en mi pueblo, en Biescas, el 7 de agosto de 1996. No quiero entrar en detalles, pero lo cierto es que una tormenta muy intensa descargó tal cantidad de agua que se produjo un tapón en el barranco de Arás, que inundó salvajemente en Camping Las Nieves, con el triste balance final de 87 muertos y 183 heridos. Biescas se volcó con las familias afectadas haciendo gala de la mayor generosidad del mundo, si bien el dolor resultó inacabable.

A los periodistas se nos juzga a veces con ligereza como gente fría y también en ocasiones, o casi siempre, como manipuladora. Casi se podría decir que somos como palomas mensajeras que transmiten las noticias tal como se producen, pero muchos tienen la escopeta preparada para disparar y evitar que la verdad sea difundida. Está claro que somos molestos para determinados intereses creados que para mantener sus situaciones de privilegio ponen en funcionamiento una maquinaria muy poderosa a través de infamias facilonas no demostradas. ¿Acaso tenemos la culpa de que los derechos humanos sean atropellados? ¿de promover conflictos armados sin ningún sentido?, ¿de denunciar casos de corrupción existentes? Y aún nos tenemos que oír: “La culpa la tienen los periodistas”. Somos humanos, y continuamente me pregunto si debemos implicarnos emocionalmente en las informaciones. Pues mi respuesta en “rotundamente sí, hay que ser justos y ¿por qué no?, apoyar a los desamparados”. A pesar de las situaciones tan horripilantes que nos tocan vivir de vez en cuando, muchos creemos que nuestra profesión está cargada de ideales. ¿Por qué los compañeros secuestrados acuden a informar sobre lo que ocurre en esas guerras tan crueles que hay en el mundo, en ese tercerísimo mundo donde niños y adultos mueren de hambre. Ellos son periodistas, no están en ninguno de los bandos, ni originan conflictos y gracias a ellos sabemos lo que ocurre por esos mundos de Dios y a veces también del diablo. Y como no todo deben ser tragedias, lo que más nos gusta es transmitir alegrías. Sería maravilloso que nuestro amigo y compañero de esta Asociación de Periodistas Aragoneses, Gervasio Sánchez, como portavoz de las  familias, diera pronto la noticia de la  puesta en libertad de Javier Espinosa y Ricardo García.

 

Manuel Español

BUITRE Y MENTIROSO

BUITRE Y MENTIROSO

En esta vida me he tenido que oír de todo, desde buitre hasta mentiroso y sinvergüenza, incluso he sido víctima de amenazas físicas y verbales, y todo por servir a la verdad, por ser testigo de momentos delicados, aunque también alegres por los que he recibido mi recompensa moral. No sé si soy un viejo periodista o un periodista viejo que todavía quiere alimentar un permanente espíritu joven y hasta rebelde, abierto a un evolucionismo constante, no sé si acertado o no. Por ello mismo, y hablo exclusivamente de mi caso, dudo mucho eso de que la veteranía sea un grado, aunque algo sí ayuda. Prefiero partir de la base de la necesidad de ser un eterno aprendiz de la vida, de la cultura, de la comunicación, y así sentirme una persona cada vez más libre. Si algo me gusta de esta veteranía de la que disfruto, es que he tenido amigos personales que en sus últimos años de vida fueron para mi unos auténticos maestros, que me permitieron la cercanía hacia a unas fuentes de sabiduría enormes, solo asimilables por personas de su condición humanística e intelectual. Ni de lejos me considero capaz de llegar a una cierta aproximación, porque por poner ejemplos, diré que Sabino Ruiz Jalón y Pepe Montero Alonso, e incluso Pepe Molina Plata y Alejandro Fernández Pombo, dejaron una estela imborrable en mi interior. Permitidme que me centre en Sabino, contemporáneo y buen amigo de Federico García Lorca que fue, y con quien compartí cientos de horas de conversaciones. Para la historia quedará grabada su intervención en la refundación de la Sociedad El Sitio, de Bilbao, en la que tuve la suerte de participar. Entre otras palabras dijo: “Dicen los pastores que las águilas vuelan solas; es verdad. Sólo necesitan el espacio infinito del cielo azul y la inmensidad de la Naturaleza para volar. Veamos en ella nuestro símbolo, y como el águila, volemos por los espacios infinitos de la Libertad y la Cultura”.

Ante estos razonamientos, a nadie se le escapa que estamos en la profesión más bella del mundo, a la que nos entregamos con amor, pero que tantas amarguras suele darnos. Hoy en día, el periodista que tiene la suerte de ocupar un puesto laboral apropiado a su formación, debe estar preparado para lo bueno y lo malo, en especial cuando los vientos soplan huracanados en dirección adversa, para ser un incomprendido por parte de ciertos sectores de la sociedad, para ser tachado de buitre, de culpable de muchos de los males que padece el país. Antes, en el año uno der nuestra era no sé si estaría establecido el ejercicio de esta profesión, pero no me extrañaría nada de que si Jesucristo hubiese muerto a estas alturas en la cruz, más de uno diría eso tan manido de que “la culpa la tienen los periodistas”. Y luego aún habrá quien nos denomine “el cuarto poder”.

Pues sí, que antes éramos unos privilegiados a quienes no solo se nos respetaba, sino que llegábamos a unos grados de admiración del que hoy gozan unos pocos, circunstancia que también repercute económicamente y con abismales diferencias. Para colmo pocos son los que alcanzan puestos laborales en las redacciones de los medios informativos, cada vez más disminuidos, muchos periodistas tienen que convertirse en autónomos a fin de obtener algún ingreso y poder cotizar. Quedan las posibilidades que ofrecen los gabinetes de comunicación, los puestos de directores de comunicación, pero para mayor sarcasmo hay empresas que ni siquiera exigen una titulación o  preparación apropiada, que solo se pueden garantizar a través de las intervenciones de las Asociaciones de Periodistas. Para más guasa está la Universidad de Zaragoza, que imparte los títulos universitarios correspondientes y específicos, pero que después no los exige a la hora de sacar a concurso un puesto de trabajo. Y las facultades están llenas de aspirantes que trabajan duramente para ser alguien en la profesión elegida. Los alumnos saben perfectamente que el  periodismo se halla inmerso en un paréntesis crítico, pero ellos han decidido seguir adelante y mirar hacia el horizonte con una sonrisa, pensando como en su día ya lo hicimos nosotros, que a pesar de todo, no hay otra profesión más bella que la nuestra.

 

MANUEL ESPAÑOL

LOCO PERO NO TONTO

LOCO PERO NO TONTO

Me llama mi tía la del pueblo, toda contenta, y me dice que la crisis está casi superada, que le ha dicho el ministro Montoro, que los sueldos van subiendo, que España ya ha salido de la recesión, que ahora estamos mucho mejor que hace tres años. Mi tia Cuqui, que es toda inocencia y bondad, no tiene  línea directa con los gobernantes de este país, aunque ella cree que sí, ya que solitaria en los aposentos de su villorrio de muy pocas casas, se le llena su mundo a través de los sonidos e imágenes que llegan por medio de la “caja tonta”, que le da algo de sentido a su existencia. La adoro, la quiero mucho, y de vez en cuando acudo a sus dominios a fin de sacarla de su soledad física. Cuqui, casi siempre tan amorosa, aun a pesar de su afectividad tan intensa y su longevidad, no lo puede evitar, es una mujer terca, de carácter, y cuando afirma algo no hay quien pueda moverla del sitio en el que se ha posado. Casi siempre termino dándole la razón para evitar discusiones que no conducen más que a alterar esos nervios que salen a flor de piel. Pero… que me diga que Montoro ha dicho lo de la subida de sueldos, también que España es el espejo en el que se quiere mirar a Europa como ejemplo de las cosas bien hechas, es algo que no puedo soportar. Y que para colmo Rajoy dejándose caer que nuestro país (todavía llamado España) está saliendo ya de la crisis con una economía saneada y reforzada”, me consume. Y me altero posiblemente hasta grados extremos, más allá de lo que debiera.

No puedo soportar que quien gobierna crea que está autorizado a mentir. Y de cuando llego con mi tía a un estado de excitación tan imposible de superar, es cuando ella me dice: “loco, que eres un loco, que no tienes conocimiento, que tu no has vivido la guerra”. Y yo le contesto: “loco sí, de remate, pero no tonto”. En ese momento me doy cuenta de que he ido muy lejos con ella, y basta una sonrisa por mi parte para que Cuqui me inunde de besos. Es tan buenaza y me quiere tanto, que nunca la quiero ver sufrir, que esos besos tan sinceros, además me saben a gloria y me dan vida.

Y cuando se pone fin a esas horas tan intensas de discusiones pero también de cariño animadas igualmente por uno de esos guisos tan especiales que me hacía de niño, tras recordar tiempos que fueron tan felices, llega el momento de decir “hasta otro día”. En el camino de vuelta es cuando me pongo a reflexionar sobre la causa de la discusión anteriormente mantenida. Es cuando pasan a primer plano de mi cerebro y de mi corazón mis numerosas causas de indignación ante la realidad que se nos quiere hacer entender.

¿Por qué dice el ministro que los sueldos están subiendo?. ¿Se referirá exclusivamente a su nómina o a la de algunos compañeros de viaje, o a la de tantos y tantos asesores con dudosa prestación laboral? Lo que parece claro, según mi inocente conocimiento, es que no se referirá a la congelación que sufren los pensionistas, las rebajas de sueldos a determinados funcionarios, a los contratos basura que tanto proliferan, actualmente la cantidad de personas que están registradas en el paro… ¿Y este es el espejo en el que dice Montoro que quiere mirarse Europa?. Pues por si fuera poco, ahí están las declaraciones del presidente dando loas a nuestra economía. Me pregunto si se creerán lo que dicen a los millones de españoles que están sufriendo los recortes sanitarios, que ven cómo la privatización que ya se ha efectuado de algunos hospitales ha rebajado considerablemente la calidad asistencial, en detrimento de una sanidad universal que hasta no hace demasiado era el orgullo de los españoles que podíamos presumir como la mejor del mundo. Y no digo nada ya de la triste política educativa que tanto retraso cultural y económico nos va a aportar a España. Con ello me refiero igualmente al bajón tan impresionante que se viene registrando en el mundo de la investigación, que nos obligará a pagar patentes a  otros países que además, de esta manera, impondrán sus productos.

Me desagrada en grado sumo que nuestros gobernantes quieran hacernos creer que su política es buena, que con su forma de actuar traten de confundir a gentes como mi tía la del pueblo, que también es pensionista, que no nada precisamente en la abundancia, y que le rebajan considerablemente la cantidad de servicios tan importantes para la necesidad básica. ¿Y aún dicen que los sueldos van hacia arriba?, ¿para quién?

 

MANUEL ESPAÑOL

DECLARACIÓN DE LA FAPE EN EL DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

DECLARACIÓN DE LA FAPE EN EL  DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

"Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo

no hay democracia"

La  crisis económica e institucional que vive España coloca a los periodistas ante el reto de ejercer nuestra profesión con la máxima responsabilidad, como garantes que somos del derecho de los ciudadanos  a recibir la información independiente y veraz que necesitan para ser libres y soberano

 Esta responsabilidad nos obliga a contrastar los hechos, verificar las fuentes, huir del amarillismo que convierte el periodismo en mercancía barata, y respetar la presunción de inocencia, el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen.

 En nuestro compromiso de lealtad con los ciudadanos, los periodistas debemos resistir las presiones procedan de donde procedan y suprimir la connivencia con los poderes, a la que consideramos uno de los factores principales de nuestra pérdida de credibilidad y prestigio.

 Pero de poco serviría la responsabilidad del periodista si no viene acompañada del respeto máximo a la libertad de expresión por parte de los representantes públicos.

 En este sentido, constatamos la existencia de serias trabas por parte de dichos  representantes al ejercicio pleno de este derecho constitucional como si la crisis avivara en ellos la necesidad de levantar barreras, en una época en la que la gente aspira a no tener ninguna para acceder a la información.

 Estas trabas, insistentemente denunciadas por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), se concretan fundamentalmente en las ruedas de prensa sin derecho a preguntas. Ante nuestras críticas, los políticos han buscado el atajo del silencio para vetar el derecho a la palabra y la pregunta y hurtar al ciudadano la respuesta a los graves problemas que sufren.

 También hemos percibido el aumento de las presiones  hacia los medios y periodistas que, con independencia y rigor, investigan los abusos de poder, especialmente los ligados a la corrupción.

 Alertamos de que el informe de la comisión de expertos que servirá de base al anteproyecto de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, promovido por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón,  presenta serios límites a los derechos de información y a la libertad de expresión.

 

 Ante esta situación, y en la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo), las asociaciones de la FAPE, 

DECLARAMOS

-Que la libertad de expresión es uno de los baluartes de la democracia al actuar como motor imprescindible del fomento de la convivencia, el diálogo y el debate cívico.

-Que denunciaremos toda pretensión de los poderes, sean cuales sean, de intentar controlar la información y ponerla al servicio de su ideología o, también, de sus intereses.

-Que en nuestra decidida apuesta por la autorregulaciónnos opondremos a cualquier proyecto del Gobierno que trate de imponer límites a los derechos de información y a la libertad de expresión.

-Que la mejor contribución que los periodistas pueden hacer al fortalecimiento de la libertad de expresión es promoviendo los más altos estándares de calidad en su trabajo, difundiendo información veraz y manteniendo una conducta intachable en el campo de la ética y de la deontología de la información.

En esta línea, consideramos fundamental la labor de la Fundación para la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la FAPE,  reforzada en el último año con la adhesión de más de 50 medios de comunicación. Alentamos al resto a que tomen la misma decisión a fin de alcanzar el máximo grado de autorregulación en el ejercicio del periodismo.

-Que reiteramos nuestro empeño en exigir a los responsables públicos la rendición de cuentas sobre sus decisiones y actividades en el ejercicio del poder. Su constante negativa a ofrecer explicaciones es una afrenta a la libertad de expresión y, sobre todo,  al derecho de información de los ciudadanos, necesitados de saber, en esta etapa de durísima crisis, por qué se toman y qué consecuencias tendrán sobre sus vidas las medidas para afrontarla.

- Que la defensa de la libertad de expresión incluye la defensa de unas condiciones dignas de trabajo y de la igualdad salarial entre hombres y mujeres.  El reforzamiento de la campaña “gratisnotrabajo” contra los empresarios y editores que quieren explotar a los periodistas con salarios humillantes, o sin remuneración alguna, es uno de nuestros compromisos principales.

En esta Día Mundial de la Libertad de Prensa, la FAPE reitera sus lemas: “sin periodistas no hay periodismo” y “sin periodismo no hay democracia”.