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Mundo mágico

LOCO PERO NO TONTO

LOCO PERO NO TONTO

Me llama mi tía la del pueblo, toda contenta, y me dice que la crisis está casi superada, que le ha dicho el ministro Montoro, que los sueldos van subiendo, que España ya ha salido de la recesión, que ahora estamos mucho mejor que hace tres años. Mi tia Cuqui, que es toda inocencia y bondad, no tiene  línea directa con los gobernantes de este país, aunque ella cree que sí, ya que solitaria en los aposentos de su villorrio de muy pocas casas, se le llena su mundo a través de los sonidos e imágenes que llegan por medio de la “caja tonta”, que le da algo de sentido a su existencia. La adoro, la quiero mucho, y de vez en cuando acudo a sus dominios a fin de sacarla de su soledad física. Cuqui, casi siempre tan amorosa, aun a pesar de su afectividad tan intensa y su longevidad, no lo puede evitar, es una mujer terca, de carácter, y cuando afirma algo no hay quien pueda moverla del sitio en el que se ha posado. Casi siempre termino dándole la razón para evitar discusiones que no conducen más que a alterar esos nervios que salen a flor de piel. Pero… que me diga que Montoro ha dicho lo de la subida de sueldos, también que España es el espejo en el que se quiere mirar a Europa como ejemplo de las cosas bien hechas, es algo que no puedo soportar. Y que para colmo Rajoy dejándose caer que nuestro país (todavía llamado España) está saliendo ya de la crisis con una economía saneada y reforzada”, me consume. Y me altero posiblemente hasta grados extremos, más allá de lo que debiera.

No puedo soportar que quien gobierna crea que está autorizado a mentir. Y de cuando llego con mi tía a un estado de excitación tan imposible de superar, es cuando ella me dice: “loco, que eres un loco, que no tienes conocimiento, que tu no has vivido la guerra”. Y yo le contesto: “loco sí, de remate, pero no tonto”. En ese momento me doy cuenta de que he ido muy lejos con ella, y basta una sonrisa por mi parte para que Cuqui me inunde de besos. Es tan buenaza y me quiere tanto, que nunca la quiero ver sufrir, que esos besos tan sinceros, además me saben a gloria y me dan vida.

Y cuando se pone fin a esas horas tan intensas de discusiones pero también de cariño animadas igualmente por uno de esos guisos tan especiales que me hacía de niño, tras recordar tiempos que fueron tan felices, llega el momento de decir “hasta otro día”. En el camino de vuelta es cuando me pongo a reflexionar sobre la causa de la discusión anteriormente mantenida. Es cuando pasan a primer plano de mi cerebro y de mi corazón mis numerosas causas de indignación ante la realidad que se nos quiere hacer entender.

¿Por qué dice el ministro que los sueldos están subiendo?. ¿Se referirá exclusivamente a su nómina o a la de algunos compañeros de viaje, o a la de tantos y tantos asesores con dudosa prestación laboral? Lo que parece claro, según mi inocente conocimiento, es que no se referirá a la congelación que sufren los pensionistas, las rebajas de sueldos a determinados funcionarios, a los contratos basura que tanto proliferan, actualmente la cantidad de personas que están registradas en el paro… ¿Y este es el espejo en el que dice Montoro que quiere mirarse Europa?. Pues por si fuera poco, ahí están las declaraciones del presidente dando loas a nuestra economía. Me pregunto si se creerán lo que dicen a los millones de españoles que están sufriendo los recortes sanitarios, que ven cómo la privatización que ya se ha efectuado de algunos hospitales ha rebajado considerablemente la calidad asistencial, en detrimento de una sanidad universal que hasta no hace demasiado era el orgullo de los españoles que podíamos presumir como la mejor del mundo. Y no digo nada ya de la triste política educativa que tanto retraso cultural y económico nos va a aportar a España. Con ello me refiero igualmente al bajón tan impresionante que se viene registrando en el mundo de la investigación, que nos obligará a pagar patentes a  otros países que además, de esta manera, impondrán sus productos.

Me desagrada en grado sumo que nuestros gobernantes quieran hacernos creer que su política es buena, que con su forma de actuar traten de confundir a gentes como mi tía la del pueblo, que también es pensionista, que no nada precisamente en la abundancia, y que le rebajan considerablemente la cantidad de servicios tan importantes para la necesidad básica. ¿Y aún dicen que los sueldos van hacia arriba?, ¿para quién?

 

MANUEL ESPAÑOL

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