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Mundo mágico

UNA ESTRELLA EN EL FIRMAMENTO

UNA ESTRELLA EN EL FIRMAMENTO

“¡Cumbreeeeeeeeeee, cumbreeeee, cumbreeee! Carlos Soria se desgañitaba con voz ala vez firme y alegre en la madrugada del pasado domingo 18 de mayo a las 5.20 hora nepalí (9.05 hora peninsular española) cuando en compañía de Sito Carcavilla Urquí, Luis Miguel López y Carlos Martínez hollaban la cima del Kangchenjunga, la tercera montaña más ata de la tierra con sus 8.586 metros de altitud. “¡Estamos todos arriba y somos muy felices. Ha sido -decía Soria a través de un video difundido por el BBVA- una ascensión muy dura (14 horas) y todavía nos queda la bajada, pero estoy encantado de poder ofrecer por fin una cumbre a nuestros patrocinadores del BBVA, y a todos nuestros seguidores en todo el mundo que son muchísimos. Tengo la suerte de que puedo hacer lo que me gusta. Ahí estamos. Como he dicho, un saludo para los seguidores, los amigos y sobre todo la familia y las familias [del resto del equipo]. Un abrazo”. A las 16.49 ya se encontraban todos descansando en  el Campo III a 7.550 metros. Para alzar los brazos y hacer correr la espuma de las botellas de cava en el Campo Base (lo habrán hecho finalmente?), ayer bajaron antes al C-II (6.900 m.) y al C-I (6.200 m.) donde descansaron ligeramente  e ingirieron alimentos para llegar más enteros al Base. La emoción de saberse completamente a salvo les hacía sentirse un poco agotados por el gigantesco esfuerzo, que sin embargo era neutralizado por la intensa felicidad que se hallaba manifiestamente dibujada en sus rostros. Mientras tanto, una estrella enormemente especial seguía brillando con mayor intensidad que ninguna en el firmamento.

Siempre he tenido como norma en el ejercicio de mi profesión que el periodista no se debe involucrar en exceso en la noticia, y mejor es no involucrarse. Sin embargo desde el domingo pasado hasta que lleguen de regreso a Madrid, serán unos días muy especiales para mi, intensos en recuerdos e igualmente en choque de emociones. Diré sin temor a equivocarme que Carlos Soria es una persona a la que admiro intensamente y a la que profeso un gran cariño derivado también de los contactos personales y reuniones que me han hecho apreciar y verificar en él unas huellas auténticas e imborrables. Por sus valores humanos y deportivos y por su alto sentido de la solidaridad, sí que se merece más que nadie el Premio Príncipe de Asturias al Deporte.

Hecha esta salvedad sincera y sentida, y volviendo al estado emocional que todavía no he superado tras comprobar que los héroes del Kanchen ya descansan sanos y salvos en el Base, siento la necesidad interior de explicar que si esta expedición tenía un interés especialísimo para mi era por la presencia de Sito Carcavilla Urquí, un ejemplo de profesionalidad como geólogo investigador y de amor a la montaña, un amorío en el que siempre le he apoyado, y del que a veces me arrepiento. No sé, la afición al montañismo es difícil de entender a los ojos de la razón. Había un papa montañero que era Achile Ratti-Pío XI, que en pleno período de su papado, coronó el Montblanc por una vía que fue denominada “de los italianos”. El público en general no entendía tan aparentemente desmesurada atención a un deporte cargada de dureza y de riesgos, y así se le planteó una recepción en el Vaticano. Si no eres montañero –dijo a la persona que le preguntó directamente- no te lo voy a explicar porque no lo entenderás. Y si eres montañero no hace falta que te lo explique". La respuesta quedaba muy ágil e impactante para reflejarla en la historia con letra impresa, si bien igualmente expresó frases en torno al mundo de la naturaleza, y no me resto a reproducir una de ellas: “Un silencio solemne, un infinito y vivísimo centellear de astros sobre el azul profundo y aterciopelado, dijera, del cielo; un elevarse imponente de enormes masas y de cimas sublimes; un extenderse y encontrarse de sombras gigantescas sobre la cándida extensión de nieves y hielos.”

 Sito es un sobrino muy entrañable que me preocupa cuando pienso en los riesgos objetivos y hasta subjetivos que se dan en el ejercicio del montañismo. He perdido a más de un amigo en el entorno de las cimas, otros han quedado “tocados” para siempre. Ciertamente, el alpinismo es una actividad que comencé a vivirla infante y que me sigue fascinando a pesar de todos los peros. Le entiendo, en cierta forma le envidio porque me hubiera gustado ser igual, pero lo malo o lo bueno para él es que se ha iniciado en lo que los deportistas denominados irónicamente como una “droga dura” que causa grandes placeres para la mente y para el propio interior de la persona. Me temo para desesperación tanto de su mujer como de sus más directos familiares y amigos, que nos va a tener en vilo durante muchos años. “Sito, no seas cruel, pero sé feliz, que eso a fin de cuentas es lo importante”.

Por supuesto que el momento de cumbre en el Kangchenjunga de este madrileño con raíces aragonesas tuvo mucho de especial y sobretodo de mágico. Y si no me lo ha dicho él todavía, pero seguro que cuando estaba a 8.586 metros de altitud veía una estrella muy hermosa en el firmamento, una luz que le iluminaba sólo a él. Era el momento de decir: “Va por ti, mamá”.

 

MANUEL ESPAÑOL

En la imagen, un momento del descenso hacia el Campo Base


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