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Mundo mágico

A mi manera

VUELVE LA CENSURA PREVIA

VUELVE LA CENSURA PREVIA

 ¡Vaya día que llevo discutiendo conmigo mismo! Como siempre, no he llegado a ningún acuerdo en mis formas de expresión, ni en los objetivos trazados, que siempre he huido de las vulgaridades, las broncas fuertes y los insultos personales. Oiga, que para eso están los políticos trepas que no saben hablar (no todos, seamos correctos) y en estos momentos no sé de quien fiarme. Sí, estoy cabreado y sin pretender mostrar mi acritud al máximo, algunos flecos pienso dejar que se me vean con toda claridad. No se ponen de acuerdo y Sus Señorías tan sólo se anuncian públicamente pidiendo la concesión cargos. Si es que parecen menores de edad que tienen la masa gris en su estado más incipiente (¡ojo, que no les he llamado tontos!). Bueno, no he soltado por el momento burrada alguna, pero al ritmo que vamos puede pasar cualquier cosas. Del Régimen anterior no quiero hablar en exceso, que a veces las réplicas son más peligrosas que los propios terremotos y aún quedan restos… Y para colmo, la censura de TVE al Rey emérito de España Juan Carlos I. ¡Ay!, que a mis jóvenes setenta años, estaría muy formal y algo mono recordando tonterías del pasado. El caso es que con medio centenar años de ejercicio de la profesión de periodista, llevo acumulada una represión filosofal que no me la puedo quitar así como así. En la época de Franco tuve que aprender a mantener el puesto laboral y fui moderado, tratando como todos mis compañeros, también de escribir entre líneas para intentar que se entendiese algo de la propia información, y sin embargo siempre hubo alguien que decía eso de “no te pases chaval, que si pones más detalles se te va a entender todo”. Y hasta que se levantó la censura previa, que ya tenía bemoles eso de la visita de cada noche al censor con las páginas de pruebas. En Deportes, especialidad en la que igualmente trabajé durante mucho tiempo, no se registraban mayores problemas, aunque se miraban con lupa las alineaciones y demás por si había algún nombre extraviado, pero la realidad es que te enfrentabas más a los hinchas del equipo que habías criticado, a los jugadores que se estaban enfrentando a su posible renovación de contrato o al fichaje por algún club que resolviese sus problemas económicos, que anda, que nosotros también teníamos los nuestros. Pobretes unos y otros, que tampoco se trataba de hacer sangre. La situación era llevadera porque estábamos ejerciendo la profesión que con sus pros y sus contras más nos gustaba, que era mejor hablar de un gol de Kubala, que hacer las informaciones laborales y sindicales teledirigidas. Eran tiempos en los que se ponía a prueba el máximo de nuestra capacidad de resistencia. Debíamos ser buenos y convencernos de ello para luego sacar tu propia sonrisa. ¡Menos mal que ahora puedes hacer un corte de mangas, y si no haces mención de agresividad no pasa nada. Y como en esta España, Grande y Libre, en la que las monedas de cinco pesetas llevaban acuñadas la efigie de Caudillo con las letras “Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios” (“Dios que gracia” sonreíamos hacia nuestros adentros) se pasaban igualmente momentos buenos, algunos verdaderamente divertidos. En época de juventud, cuando tuve la suerte de viajar a París con un seleccionado aragonés de balonmano al Torneo Internacional de Francia, y cuando el cine erótico estaba plenamente vetado, antes de entrenar en las canchas nos metimos en el cine de al lado del hotel a ver “Enmanuele”, con la figura estelar de Silvia Kristel, dando la impresión de que no todos habíamos visto la misma película aunque sí parecida, que según la contaban unos u otros exagerados, llevaban cargas de sexo siempre prohibido pero distinto, a las que ahora no se les hace ni caso. ¡Ay! Y en Biarritz y Perpignan, ciudades fronterizas con España, todos los fines de semana llegaban autobuses llenos de españoles. Por cierto, que el ya mencionado torneo balonmanista de París lo ganó España, y para gastar una broma al capitán nuestro, que era el aragonés Fernando de Andrés, le dimos el gran susto de piratearle la Copa que se le habían arrebatado de sus manos. Y él tan colorado, tan nervioso, llamándonos de todo, que “¡con qué cara me presento yo en el autobús!, y demás” Han pasado muchos, demasiados años quizás y seguimos los de esta “Grande y libre” (“ahora cincuenta, pequeñas y cabreadas”), que aun a pesar del artículo 20 de la Constitución Española, que consagra la Libertad de Expresión en este país de no entrar un mínimo de sensatez, nos veremos obligados por el momento a viajar a tierras galas para ver de nuevo cine español. Me resistía, pero al final lo voy a tratar con un grado de desfachatez determinado, pero sin pretensiones de ofender a nadie. Hace pocos días, una emisora oficial de la televisión francesa realizó todo un reportaje dedicado al reinado de don Juan Carlos en España. Se rodó unos días antes de producirse de forma oficial la abdicación en la persona de Felipe VI. Se habían grabado cinco horas y se dejaron finalmente en hora y media. El Rey emérito hizo un repaso total a sus 40 años de reinado, que fueron los que transformaron España. TVE figuraba como entidad coproductora. La película se estrenó en el país vecino con todos los honores, y el ente público adujo que la proyección no era proyectable aquí porque don Juan Carlos no figuraba ya como jefe de Estado. Y luego nos tenemos que tragar lo que nos ponen de las historias de otros países. Particularmente desearía que los responsables de TVE hicieran una cura de humildad acompañada de dosis de sabiduría y pusiesen en la primera cadena tamaña producción. No caigamos en otro tipo de censura previa. O ¿hay duendes traviesos que se infiltran en Televisión Española?

MANUEL ESPAÑOL

Pie de foto : Volaremos de nuevo a París

VÍCTIMAS DE LA CRUELDAD

VÍCTIMAS DE LA CRUELDAD

 

 

A veces pienso, no mucho, pero creo que la cabeza la tengo para darle un acabado al cuerpo. Y así voy caminando por esos mundos de Dios y a veces de ese demonio que nos confunde. Es que no me aclaro ni hacia delante ni hacia atrás, ni a derecha ni a izquierda. Sí, este planeta que llamamos Tierra es cono un mosaico de millones de colores en el que cada uno tira para su lado. En un país, en un entorno de países se nada en la abundancia y se crean problemas en donde no existen. La saciedad también crea necesidades e insatisfacciones. ¿Que ironía, verdad? Además el porcentaje de suicidios es muy elevado. Y dicen muchos rotativos de prensa libre, no liberada,  que la tristeza les invade incomprensiblemente. Mientras, al mismo tiempo, en las zonas desértica y paupérrimas, y otras no tanto, los niños se mueren de hambre, los jóvenes no pueden ayudar a sus mayores y visto lo visto, hacen muchos kilómetros de un punto a otro del globo poniéndose a veces en manos de las mafias, con el único objetivo de abrirse camino hacia el sustento. En torno al 50 por ciento de los “inmigrantes sin papeles” se quedará en el camino, o bien entran en la aventura formando parte de una concentración inhumana en barcos desvalidos o balsas sin ningún tipo de seguridad. Mientras, los que tienen la suerte de llegar tras saltar vallas altamente peligrosas, en un porcentaje muy alto son rechazados por las policías con maneras brutales. Otros son devueltos inmediatamente y vuelven a intentarlo, aun siendo conscientes de que haya un momento en el que se les trague el agua en medio de una agonía desesperada. Es horrible lo que pasa mientras algunos jefecillos de Gobierno con aires dictatoriales, se hacen con el poder en países asquerosamente ricos y acumulan inmensas fortunas, tan elevadas, que en la desarrollada Europa nos llevaríamos las manos a la cabeza sintiéndonos víctimas de un vertiginoso mal de corazón y de cerebro. Es cuando da qué pensar para qué tenemos la cabeza si no la sabemos ni podemos emplear. Estoy plenamente convencido de que de los millones de intentos que se producen con a veces casi seguro coste de la propia vida, si tienen oportunidad de vivir con un mínimo de dignidad en su propio país, no se moverían. Son gente que no quieren morir de hambre, que desean vivir con dignidad. Ahora se ven rechazados, devueltos y humillados, si bien algunos de ellos, los que han logrado entrar en el “Gran Mundo” se ven obligados a actividades clandestinas con el consiguiente desprecio de muchos ciudadanos que no los sienten como seres humanos. Dentro de mi corta capacidad parea pensar, les sugeriría a la señora Ángela Merkel, a su colega Mariano Rajoy y al monsieur François Holland, entre otros, que hiciesen algo más, que está muy bien eso de repartirse las zonas de acogida, pero que dentro de mi diezmada inteligencia frente a los bien pensados  próceres que hacen todo por el pueblo pero sin el pueblo, que destinasen buena parte de los  que dicen ser gastos ocasionados por los inmigrantes y la “excesiva invasión” de los mismos, que sean más humanos, que no unten a los dictadores de turno para sacar beneficios, que la riqueza pueda ser distribuida de una manera equitativa. Si así fuese, ¿habría tanta inmigración? Que no, que ya valen esos diretes que primero son… ¿No es un contrasentido y una pena enorme que ocurran estas cosas en tiempos de la globalización?

 

MANUEL ESPAÑOL

ME CONFIESO

ME CONFIESO

Hace unas noches, cuando se acercaban los últimos días de mi reciente estancia en Madrid, me hallaba muy enfadado conmigo mismo, y altamente triste. Como una de las cosas que sé hacer en la vida, más mal que bien, escribí este medio poema volcando toda mi carga emocional del momento.
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Te odio, espejo maldito, pero eres lo único que tengo…
Hagamos un pacto, te necesito.
Mi yo precisa del tuyo, el tuyo necesita al mío. 
Ha llegado nuestra hora, espejo salvaje y maleducado.
¿Llegaremos a entendernos? Hoy no soy optimista.
Todos los días te ofrezco esta imagen mía,
Triste, alegre, voluble, enérgicamente amarga,
enérgicamente incomprensible y hasta muy absurda.
No sé para qué sirve la palara cultura…
¿qué es cultura?, ¿qué tipo de cultura?, ¿qué nivel de cultura?
Necesito expulsar con todo ímpetu mis ideas, y…
¿para eso te decido buena parte de mis días?
Ahora, físicamente, me encuentro conmigo
y contigo, espejo traidoramente necesario.
Estoy descentrado, no hallo mi brújula loca, 
Y te pregunto, y no me haces caso.
Te pido ayuda, y te vuelves ciego y osado.
Y… me siento abandonado, espejo maldito.
No hallo a nadie culpable de mis propias crisis y…
Por eso tengo que gritar fuerte y alterado mis preguntas al viento.
Siento la tentación de destruirte, de mandarte a un paisaje ciego,
de enviarte a las ciénagas malolientes…
Pero no puedo prescindir de ti, 
debería buscar otro de tus características, y…
eso sería imposible.
Espejo maldito, hiriente, y hasta asesino, que me estás matando, que me acompañas desde que llegué al mundo…
Y que en tus circuitos de memoria almaceno
hasta el mínimo detalle de todo mi existir. 
Trata de arreglar el sistema, y mira a ver si es posible
reflejar aunque sea pequeños momentos de una felicidad intensa,
que lo que pido como simple mortal es poco.
Tengo todos los ingredientes necesarios que se pueden desear.
Aunque poseedor de ciertos aire de tristeza, 
preciso de la alegría, del buen humor, 
y lo que es más importante,
de la necesidad de comunicar libremente.
Espejo amargo, ¿crees que podrás reflejar eso?
Sería hermoso reiniciar una larga campaña,
una inacabable campaña de entendimiento,
algo así como
“Tu me quieres yo te quiero”… Tan sencillo.
Tengo mis dudas sinceras de que esos sentimientos
lleguen algún día a germinar.
¿Cómo entenderse el uno con el otro al otro lado del espejo?
Ni aún superpuestos llegaríamos a coincidir.
El Universo, el alma humana, son por naturaleza confusos.
Así somos los dos.
Que no nos entendemos,
y para informarnos el uno al otro utilizamos trampas.
¿Habrá pacto? Ya no creo nada.
¡Qué confusión tan latente y tan cambiante!
Estoy dispuesto a vencerte, espejo maldito.
No me dejaré manipular por esa crueldad a veces disimulada.
Utilizaré todo mi coraje en busca de mi propia libertad.
Cortaré todas las cadenas que me tiendes a cada paso.

MANUEL ESPAÑOL