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Mundo mágico

CELESTINO Y CON ENCEFALOGRAMA PLANO

CELESTINO Y CON ENCEFALOGRAMA PLANO

Las ideas se agotan, que si ahora fuese a hacerme un tac de la cabeza, me saldría algo así como “encefalograma plano”. Y eso que desde hace demasiadas horas vengo dándole vueltas a la cabeza pensando cómo meterme en el interior de un simulador espacial. Estoy convencido que me hallo agotado mentalmente. Podría llamar a una amiga que trabaja científicamente para la NASA, a ver si me espabila, pero la puñetera de Martina, que aún me odia (no del todo hasta la intolerancia) desde un día hace ya bastante tiempo, piensa que fui el causante del plante que le dio el infeliz de Rigoberto por llevármelo de juerga un día en que había quedado él con ella, y mujer de carácter, es capaz de dormirme y embarcarme en un cohete de verdad que me lleve a la luna lunera cascabelera a que me pudra sin selenitas monas, que me han dicho que allí, nada de nada. Le cuento a Jimena mis desvariadas intenciones y mis temores, y ella ya acostumbrada a mi falta de proyectos serios, me dice que si fuese a la luna, una vez tras haberme estudiado a fondo, pensarían que los terrícolas estamos todos pirados. Que si quiero meterme en un simulador, que no maree a la pobre Martina, que aún espera la llegada de “su Rigo”, del que está enamorada, “eso a pesar de que un senador americano y que quiere ser presidente, le está tirando los tejos. Ella, fiel”. Así que aparco el tema de mis locuras espaciales, que veo que el asunto toma una vereda muy seria, de la que puedo quedar mal parado, ya que pienso para mis adentros que nuestra amiga es tonta, que lo hice por el bien de ella; pero ¿cómo le digo que fue el propio Rigoberto el que me pidió el favor de salir para darle el esquinazo a ella, que estaba muy decidido, que no había quien le hiciera dar marcha atrás “porque es demasiado bellezón e inteligente para mi y me da miedo no dar la talla” me confesó el día de autos. Aún recuerdo que entonces le dije que “haces el imbécil, que se trata de una chica muy especial, imposible encontrar otra así. Si se consuma tu marcha atrás, te vas a acordar toda la vida”. La verdad es que a mi amigo, con quien hablo frecuentemente a través de ese Skype traidor que delata hasta las arrugas. le veo irremediablemente abocado hacia el celibato “legal” sin remedio, y bien tristón que está el pobrete, porque con ese ánimo no se puede ir a ningún lado. Me da pena. Así que se me está ocurriendo una treta endiablada, que me puede hacer triunfar o hundirme del todo. Como en el fondo no soy malo y además tengo ciertos aires de inocentón, le digo a Jimena eso de “mi vida, que por una vez tengo que hablar contigo en serio”. A la otra le da por reír y preguntarme si “¿aún estás seguro de querer probar el simulador? A mi, que no me gusta soltar una palabra más alta que otra, le digo algo alterado que “soy un fracasado en los juegos del amor, que si alguna vez he querido hacer de celestino lo he hecho rematadamente mal y encima he salido trasquilado, tal y como me ocurrió con ese encuentro frustrado”. Mi medio limón, que por una vez también ha dejado aparcada su guasa pero no su dulzura expresiva, me acaricia el descapotable que tengo por cabeza y asegura que “nosotros, que les metimos en canción, debemos pensar algo. Tu hablas frecuentemente con Rigoberto, y yo con Martina, a ver si les hacemos coincidir unas fechas por estos entornos y provocamos que se crucen de nuevo sus miradas. Hay que planificarlo bien y tu no debes salirte del tiesto”. Le contesto que “tu tampoco”, y ya está liada de nuevo la situación. Pero las aguas revueltas y turbias se tornan plácidas y limpias nuevamente. Resultado: realizaremos las llamadas oportunas.

Al cabo de un rato nos hemos reunido de nuevo para dar cuenta de las gestiones. La cita está arreglada y el encuentro lo veo posible, pero lo que ignoran estos candidatos a amantes, es la plena coincidencia. Por él no habido problema, y por ella, que le ha dicho a Jimena que “esos días debo de darle una respuesta al senador americano y que aspira a presidente, pero como todavía me acuerdo del tonto de Rigoberto, que fuiste tu y tu amante bandido quienes nos presentasteis. ¡Ay, que creo estar enamorada como entonces! y le voy a decir que no. Además es del Partido Republicano”. La ingeniera de la NASA pues, asegura que sigue siendo muy española y apasionada, y le ha dicho a su amiga eso de “que le den morcilla al presuntuoso de Robert, que me vuelvo a mi país para estar con vosotros durante los días que hagan falta, que no le odio a Gabino, simplemente que con su comportamiento de entonces fue un idiota”. Y con la mejor de mis sonrisas y tras la indiscreción de mi escuchete, que sólo he oído lo de “idiota”, me froto las manos y pienso que el encuentro puede hacer que el “Día H” sea grande, y me pongo a cantar la canción de Serrat con ese “hoy puede ser un gran día, plantéatelo así…”
No han caído demasiadas hojas del calendario, diría que menos de una semana. A Martina le hemos citado a las 13.00 en casa, y un servidor de ustedes y de Cristo Bendito ha ido a buscar a “Rigo” a esa hora a la estación del AVE. Y a cada uno por su lado hemos preparado para una nueva representación amorosa. Rigoberto se quiere lanzar en tromba en los brazos de su deseada amada, pero ésta se reprime, le frena y le da un ósculo a cada lado de la cara. El tontorrón de él se le queda mirando con cara de bobo y le pregunta el por qué de tanta frialdad y la respuesta de ella no se hace esperar: “Aún te estaba esperando desde aquél día”, con lo cual mi amigo se queda parado y no se le ocurre decir otra cosa que “perdona, que estaba enamorado de ti y sigo igual. Lo que ocurre es que te veía tan superior a mi, que te tenía miedo”- Ella pone a trabajar intensamente su gesticulación con unos ojos especialmente expresivos, y como no quiere enredar más la situación le abraza intensamente y la pareja se funde en un besazo con aspiración. Jimena y yo les imitamos, y a continuación, felices y contentos les enseñamos su alojamiento: la habitación nuestra, “perfectamente insonorizada, que nosotros nos vamos a la de huéspedes y nos pondremos tapones para mayor comodidad de ellos. Por la expresión de los inmediatos amantes, es que ¡deseaban tanto compartir lecho!, y eso que ya son maduritos. ¡Ay pareja de adolescentes…! Imagino ahora que lo del simulador espacial lo tendré mas a mi alcance.

MANUEL ESPAÑOL

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