Blogia
Mundo mágico

TODO ES POSIBLE EN MADRID

TODO ES POSIBLE EN MADRID

 

Que uno es muy aragonés, nadie lo dude, y lo seré siempre compartiendo cariños en cualquier lugar del mundo en el que me encuentre. Pero Madrid... tiene un sabor muy intenso. Si, amigos, que lo que quiero decir es que si hay una ciudad muy especial para mi en este conjunto de comunidades autónomas aun llamado España, esta es la capital de la Villa y Corte. Aquí, donde tengo parte de mi corazón, todo resulta posible. Y de esta manera me remito a lo acontecido en una que recordare siempre gracias a mi memoria, a veces con lagunas voluntarias, pero bien filtradas a través de mi mente, que para mi satisfacción resulto  muy autentica. Ese día, para empezar, me encontré con un tipo vestido de manera estrafalaria, con sombrero negro de copa,  chaqueta colorada y pantalón ajustado a la manera de un jinete rancio, quien con un látigo inofensivo en la mano derecha, o izquierda, según prefiera el lector, a modo de director de pista de circo lo movía impulsivamente de arriba abajo y por medio de un megáfono animaba a los transeúntes a visitar un conjunto de maravillas urbanas de las que se sentía todo un anfitrión: "Pasen señoras y señores, pasen, crucen la Puerta de Alcalá y dispónganse a descubrir una ciudad en la que puede pasar de todo. Aquí nada es lo que parece, y todo parece que no es nada". Así que siguiendo los consejos de Arcadio, que de esta manera se llama el personaje, me dispuse a pasear alegremente por las calles  capitalinas del Reino de Felipe VI, dispuesto a sorprenderme y de esta manera poner a trabajar mi alma de niño que observa todo, que no pierde detalle, y que luego dice todo lo que se le ocurre sin pensar si está bien o mal, o si es políticamente correcto o no. Como no soy políticamente correcto (todavía no he aprendido ni pienso) me pasa lo que me pasa, que de vez en cuando me encuentro con lo que no deseo, si bien me da igual siempre que no haga daño a nadie y no reciba una paliza física, que las anímicas ya me las curaré como pueda, si es que lo consigo.

Tras dejar al improvisado  amigo, como siempre que paso por allí, casi me quedé con la boca abierta al contemplar en su esplendor el  antiguo Palacio de Correos, hoy sede de la Alcaldía, desde que lo dispuso el fenecido como ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardon, si, este que estableció las tasas judiciales a fin de que la Justicia no fuese igual  para todos, el que quiso introducir su ley del aborto y finalmente se la abortaron sus propios compañeros de Gabinete, los mismos que al principio le habían  apoyado  !sin reservas!. Ay, don Alberto, que la vida presenta situaciones muy complicadas, que todo es del color con que se mira, y a usted no le han mirado bien. Bueno, que este loco surrealista que osa dirigirse a Su Excelencia, tampoco se hañña muy afortunado de la vista y a veces le echan mal de ojo entre otras maldades. Que oiga, que luego dejo usted en la Alcaldía a doña Ana con su dominio del ingles acento de  Lavapiés, y eso es muy fuerte y no se lo puedo perdonar.

Pues criticas aparte, puedo asegurar que quien me cae muy simpática es la diosa Cibeles, la cual sin decir ni pío a lo largo de los siglos, se ha ganado el cariño de los madrileños. La suya es la imagen mas retratada y su monumento está situado en el centro de una hermosa fuente con chorritos y todo, como decia Pepe Isbert en !Bienvenido mister Marshall!, y que también es fuente de alegría para los aficionados del Real Madrid, en la que de vez en cuando se mezcla el agua con cava de la tierra. El caso es que me disponía a cruzar el paso "incorrectamente", para ver la fuente y la estatua más de cerca, cuando alguien me daba unos toques en el hombro.  Y me llevé un no pequeño susto al pensar que se trataba de un municipal que me llamaba la atención. No sé si afortunadamente o no, pero al darme inmediatamente la vuelta me encontré con otro personaje extraño que por encima de allá donde termina o empieza el  cuerpo, que al respecto no me aclaro del todo, portaba un sombrero de lluvia en un día soleado, vestía un chubasquero total, calzaba unas botas de goma que llegaban casi hasta los atributos hombrunos y portaba una caña acompañada de sus correspondientes  aparejos de pesca. Otro pirado, ya somos dos, fue lo primero que pensé. No estaba muy equivocado. Se presentó como el pescador de coplas del Real Madrid, y me dijo que lo  que trataba era de evitar que yo le quitase el puesto de trabajo. El caso es que mi desconcertada figura no entendía nada, algo que captó inmediatamente Paquito Gento, que es como se apodaba. !Mire usted -me decía-, yo con este aspecto me asomo a la fuente y canto coplas. Luego me acerco al publico y paso la bandeja, y a veces es generoso y otras no, yotras ni siquiera encuentrp publiico. Si quiere verme actuar,  le dedico una canción y después hablamos. Pero hombre, contemple usted mi arte". Así que se plantó junto a la  pobre diosa Cibeles, y no se le  ocurrió otra cosa que  entonar, nada menos que "La bienpagá". Si le llagan a  escuchar Miguel de Molina o Antonio Molina, seguro que en un principio les hubiese dado un síncope como para devolverles a sus respectivas tumbas, pero también es posible que como Gento tenia aspecto de bonachón, en el fondo iba a ser perdonado. Terminó de cantar Paquito y tras sonar unos discretos aplausos vino a mi encuentro y yo tan cínicamente le felicité dejándole contento, algo que cuesta poco, que todo consiste en ser caritativamente cínico. Tan feliz le hallé bañado en su propio sudor, que no tuvo inconveniente en asegurarme que muy cerca de donde estábamos, en el monumento a Neptuno, estaba otro cantador muy amigo, aunque rival deportivo, ya que este había elegido el sobrenombre de Collar, igualmente pescador como él. Era lógico que el personaje afin a los colores colchoneros hubiese elegido ese lugar por ser donde el Atlético de Madrid celebra sus triunfos, que también son muchos y muy merecidos. Y a Collar le dio por cantar el pasodoble de "El gato montés". El hombre no tenia la voz de Plácido Domingo, ponía una pasión autentica y animaba a bailar al público que iba a aplaudir. Luego me  entere que Paquito Gento y Collar iban a medias en todo, y hasta compartían dormitorio en una pensión. Con un socorrido !que no decaiga la fiesta!, compartían hasta sus miserias.

Después de una copla y otra, decidí cambiar de escenario y mis pasos se dirigieron a la Puerta del Sol, todo un mosaico  multicolor y multicultural patrocinado por Vodafone, organismo que ha conseguido a base de dinero, poner su nombre por delante del oficial de toda la vida, que no llegó a cambiar con semejante descaro régimen político alguno. Bueno, así es  la vida, que Don Poderoso Caballero tiene mucho poder y hasta capacidad  de comprar casi todo. En cualquier caso, no se puede conocer bien SOL, que no digo Vodafone porque a mi esa empresa no me compra por ahora (el futuro aun está por ver). sin pasar allí una mañana entera, por lo menos, poniendo al máximo en juego la capacidad de observación. Es curioso que uno acude allí con la  intención de poner el pie sobre el punto donde se ubica el Kilometro Cero, y si mira a uno de los frentes se encontrara al  otro lado de plazas tantas veces remodelada con comercios como El Corte Inglés, las calles Preciados y La Montera, zona toda ella bañada por ríos de gentes. Y si el visitante se da una vuelta de 180 grados, se topará con el edificio de la antigua Dirección General de Seguridad, actualmente sede del Gobierno de la Comunidad Autónoma, el mismo que presidió Esperanza Aguirre, hasta que  le cedió el testigo a Ignacio González, sin pasar por nuevas elecciones, al igual  que Ana Botella.

 

OTRA VEZ MARCELO

 

Malicias atrás, debo reconocer que no hay, o casi no puede haber en un entorno como el de Sol, un espacio de tantos contrastes y tan disparatados entre si: náufragos de secano, mendigos de diversas procedencias, grupos musicales, vendedores de lotería, manifestantes, réplicas de los personajes del cómic o de las series de televisión, improvisados predicadores... Junto a realidades amargas, si lo que se desea es disfrutar de la risa y el humor son trata de ingredientes que no han de faltar. Oiga, que la risa es lo mas serio que hay. De esto ultimo me di perfecta cuenta,  cuando me entretenía en observar al Pato Donald y sus patitos, que tenían una gracia muy especial, sobretodo cuando se acercaban a una zona medianamente acuática y ponían al personal perdido. Mientras disfrutaba del espectáculo y de alguna mojadura, a mi lado había voces que interpretaban con cierta gracia una jota aragonesa. Me volví y no di crédito a lo que veían mis ojos; una jota salía tras las máscaras de Micki Mouse y Minnie. Así que del traje de Micki, cogido de la mano de su compañera del alma, salía una voz me llamaba por mi nombre: "Gabino, majete", Yme dio un par de castos, sonoros y cariñosos besos, como no podía ser de otra manera. ¿A que no me reconoces?, me dijo. El acento  me resultaba inconfundible. Era el de mi primo Marcelo el trompetista, un bonachón que me las ha hecho pasar muy mal en bastantes etapas de mi vida con sus aficiones escénicas. Que todavía tengo presente el día que trompeta en mano hizo escaparse del pueblo a todas las vacas, porque no había quien le aguantara, también cuando compró una cabra equilibrista. Vamos, que el de Marcelo es un caso difícil de repetir. Como no me lo esperaba, me di un alegrón enorme y el público que presenciaba la escena se partía de risa con mis caras, por lo que le depositó una cantidad muy estimable de monedas, que él mismo se apresuro a recoger. Llegó el momento de poner punto y aparte al espectáculo de la zona central de la Puerta del Sol para quitarse los disfraces (los de ellos,que yo llevaba el propio de todos los días), y en una callejuela muy cercana nos mostrábamos cual somos; mi primo, como siempre, con sus mofletes trompeteros abría la boca a base de carcajadas continuas.  Su amiga, que hasta el momento no había pronunciado palabra, y a la que no había visto ni siquiera la mano, resulto ser una chica espectacular, y muy sonriente me llamó "primo". Estaba impresionado, casi mudo me haba quedado.

"La vuestra es una historia que e tenéis que contar a fondo". No e podía imaginar que mi primo, todo un tiarrón que comienza a entrar en años, tuviera una pareja estable, y ademas una chica guapísima. "!Pero Gabino, parece que eres mas tonto que yo, y ya creo  que conoces a Mariajo. Sabes muy bien que en el pueblo de al lado tenemos unos parientes de la tía Cuqui, que hace veintiún años, ya mayores, tuvieron una hija.... !No me digas Marcelo que aquella niña es Maria Jose... !Siiiiiiiiiiiiiii, tonto el bote!, me contesto. ¡La madre que te parió¡, le respondí. ¿Y hace mucho del comienzo de esta historia?. La respuesta era que desde entonces hasta ahora habían  pasado dieciocho meses.

Continuos tacos, pero  moderados en su intensidad todos ellos, porque en el fondo soy educado, salieron  de mi garganta. Cuando se lo cuente a Jimena, que le  tiene un gran cariño, es que no se lo creerá. Que antes nos enviaba del pueblo Morcillas, jamón, chorizos de cerdo, y ahora no se que será de tales envíos. Que igualmente quiero a Marcelo, con quien hemos hecho tantas pifias juntos, y del que ya hacia tanto tiempo que no sabia nada de el. Que haya enderezado su vida con una casi adolescente... que hasta en eso ha sido rápido, me parecía maravilloso. Lo que no entendía era de qué narices vivían. Resulta que entre los dos habían reunido unos ahorrillos y decidieron conocer mundo, por lo que se fueron a Alemania, y mas concretamente a Munich, donde aprendieron a manejar las maquinas de hacer salchichas, si bien ellos introdujeron, como buenos españoles que son, la novedad de hacer chorizos y morcillas. Como los productos elaborados tenían una aceptación progresiva, ganaron muchos euros que les sirvieron para pensar en el retorno a España. Como el gran Marcelo aun mantenía una afición desmedida al mundo de las tablas, fue cuando propuso estar un mes en Madrid haciendo comedias improvisadas, lo que le permitió perder la vergüenza y parecerse mas a mi como primo mayor. Y hasta en eso tuvo suerte. Está visto que con Mariajo tiene todo un talismán. Que ahora en el pueblo pondrán un cafe bar de artistas, y hasta Jimena y yo iremos allá a ver unos espectáculos que prometen ser únicos. Incluso es posible que me anime a subir al escenario a contar alguna de mis historias surrealistas. 

Como Mariajo y Marcelo se conocen bien el mundo callejero de la farándula en Madrid, aun me llevaron a seguir una visita tan especial comenzando de nuevo por la calle Arenal y contemplar autenticas estatuas vivientes, con elementos que parecen desafiar a la ley de la gravedad, brujitas buenas de la suerte, guerrilleros aparentemente fieros pero pacíficos, calaveras graciosas que solo pretenden dar sustos, cantantes desafinados pero que ponen entusiasmo, y un largo etcétera de atracciones que nunca dejan indiferente. Y para terminar un recorrido que no tendría fin a lo largo de cientos de paginas, nos fuimos a la Plaza Mayor, donde me presentaron a un Spiderman pasado de kilos, un torero que decía haber sido matador, y varios hombres invisibles. "Cada día, con esto de la crisis hay mas  personajes de este tipo, que se han vuelto pobres de pedir y no quieren ser reconocidos.. Nosotros pronto desapareceremos de este bloque, que mi chica y yo queremos tener niños". Mi respuesta fue "Dichosos vosotros que habéis sabido hacer lo que os da la gana!. Afortunados, que estáis mas locos que yo".

 

MANUEL ESPAÑOL

0 comentarios