Blogia
Mundo mágico

¡VAYA BAJADA DE PANTALONES!

¡VAYA BAJADA DE PANTALONES!

Hoy he batido un récord mundial de bajada de pantalones, y no sé si de Guinnes o de paciente protagonista en tiempo de rebajas en España. Mi Jimena del alma (de ordenadora u organizadora, término este que le gusta más a ella) está empeñada en que vaya bien vestido, vamos, como un pincel que se dice por aquí, y a eso no le digo que no, que a mi también. ¡Pero es que hay unas formas de expresión!... Lo que no soporto es la compra de pantalones, que eso de bajarme unos y ponerme otros, y así casi sin límite hasta que me deshago en improperios, no va conmigo. De esta manera ocurre s que como me he resistido desde los comienzos del tiempo de las rebajas hasta ahora que estamos en la quema de precios, a base de continuos chantajes y de tanto estirar el mañana, iremos mañana, a lo largo de los días, hoy no he podido resistirme porque finalmente ella ha  amenazado con  forzar la dieta  que me consume o que no, según se interprete (es decir comer menos caprichosamente). Creo que debo una explicación. Resulta que el otro día se me puso muy seria con la necesidad de la compra de esta prenda, que en vez de una necesitaba tres, que ella iría a la búsqueda por todo Zaragoza, que dejaría aparcadas las reservas con sus tallas correspondientes. Hoy ha sido el día señalado, y un servidor de ustedes, de Cristo Bendito, y de… Jimena, ¡cómo no!, se creyó todo, que como se conoce muy bien mi talla y su variabilidad, y dije que sí, que bueno, que iríamos. Y fuimos. Por nuestro deambular urbano pasamos por una tienda que no había visto el día anterior y.. .primera parada: tras marear a la dependencia y con síntomas no muy correctos por mi parte, me bajé cuatro veces los pantalones (dos veces los probados y cuatro veces los míos)  y dije que me plantaba. Luego ella me mima y me convence de ir al punto de reserva en un día muy ventoso en el que he portado abrigo, bufanda y corra de pana para calentar el descapotable, vamos, un buen añadido al trabajo de probador. Menos mal que en el punto acordado el vendedor es muy atento y soporta de un grado excelente eso de que dejo uno, cojo otro, lo vuelvo a dejar, vuelvo a ponerme otro que dejo después… Así entro en un proceso en el que mi grado de excitación aumenta. Menos mal que soy como el cava, que cuando se saca el corcho el contenido explota, y con la misma rapidez me vuelve la calma, si bien lo mío suma y sigue. Le tengo pánico a la temporada de verano a la hora de comprar bañadores. ¡Ay de mi…!

 

MANUEL ESPAÑOL      

0 comentarios