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Mundo mágico

LA PRIMAVERA COMIENZA A ESTALLAR

LA PRIMAVERA COMIENZA A ESTALLAR

La pintura se titula La Primavera y es obre de Boticelli

No sé los motivos, pero hoy estoy alterado y alegre. Algo en mi interior bulle con aromas que perturban la mente, hacen abrir los ojos y dan ganas de gritar. La primavera, a veces traidora, a veces agitadora pero siempre hermosa, entonará su canto de sirenas y llegará a este hemisferio acompañada de una explosión de colores, entre los próximos 20 y 21 de este mes de marzo. Los primeros síntomas se han hecho ya notar. He visto ya en esta Zaragoza compañera inseparable del viento, muy cerca de las basílicas del Pilar y La Seo, árboles en flor. Se barrunta un tiempo mejor, pero también unos cambios que amargarán a más de uno. Dicen que es la estación de las flores, del amor y también de las alegrías y hasta de trastornos síquicos. Trastornado ya estaba, aunque no en un grado  agudo. Así que hoy, para empezar, me he metido en la ducha intentando poner una voz de soprano, que no tengo, y he entonado el aria de la japonesita esa llamada Madame Butterfly engañada por un yanqui que le hace un hijo. Si hubiera vivido María Callas se hubiese metido conmigo en el mini recinto, pero con el látigo activado, mientras Puccini permanecía a la espera. Pero en esta ocasión ha entrado Jimena con la radio puesta y me ha hecho callar, que iba a empezar a  hablar Iñaki Gabilondo, con el que casi siempre estoy de acuerdo, y no sé qué historias iba a decir del Gobierno. Nada bueno, supongo. El maestro siempre está en sus cabales. Pero las ganas de gritar no se han ido, que es primavera (casi)que la sangre altera y además todas esas zarandajas que se me suben a esa cosa que le llaman cerebro. La primera frase lírica en la calle a pleno pulmón  es un recuerdo a Jaume Sisa (después se puso Ricardo Solfa) cuando estaba con Dagoll Dagom y representaba “Noche de San Juan”, cantando eso de “La señorita primavera, la sangre altera, y la la la la la la la la la la”. Me ve mi prima Marina por la calle y riéndose me dice eso de “¡cómo te ha afectado el tiempo!”. Entro en el bar de al lado y allí está la camarera, que es un cielo, demasiado cielo, con la sonrisa de todos los días, “¿No  irás a pedirme un café natural exprés”, me dice para añadir: “Anda, que cada día estás peor y hoy más alterado que nunca, que pareces invadido por el estrés primaveral. Confórmate con un descafeinado y sin churros… que te veo venir”. Pero no, no me enfado, que me encuentro amante de la risa y al ver ella que me lo tomo bien se carcajea tanto  que  para compensar mi frustración me pone el café y cuatro churros que saben a gloria, y a la hora de pagar me dice que “invita la casa”. Después, ya en el parque, intento vacilar con un amigo y me dice que lo deje para otro rato, que él está en plena abstracción meditativa espiritual. Le digo que yo también, que le dejo en paz y que por lo menos en dos horas no me interrumpa, que también voy a meditar, eso sí, a mi manera. Y me da por pensar en la Primavera y en sus efectos colaterales, lo que me conduce hacia Alejandro Casona y su obra “Prohibido suicidarse en primavera”, en las alergias que encuentran en esta estación su tiempo propicio para atacar  a los organismos humanos. La verdad es que Casona tenía razón, que en esa época se acentúan los desequilibrios mentales, las tendencias hacia el pesimismo, los cambios bruscos del tiempo, algo que tan intensamente influye en los hombres y hasta en los inhumanos con forma humana.

Ahora que se acerca mi Hora Bruja, no sé por qué, pero me da por reír. Tan loco debo de estar que por mi cabeza pasa la idea de enrolarme en Payasos sin Fronteras, pero para ser payaso hace falta un don especial de generosidad y de talento que dudo tener. Me gustaría arrancar algunas risas de seres que sufren, especialmente de los niños que pasan hambre. ¿Les iba a curar de sus miserias? Seguramente no, pero es la única arma con la que se me ocurre luchar en este ataque primaveral.

 

MANUEL ESPAÑOL

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