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Mundo mágico

MONTAÑA PREÑADA / CUQUI SE ENFADA CON DON CASTO (I)

MONTAÑA PREÑADA /  CUQUI SE ENFADA CON DON CASTO (I)

 

 Aniceta (Teta le decimos sus amigos porque suena mejor)  es una persona con apetencias crónicas de reír y de disfrutar de la vida, y diría un servidor que algo de bruja bondadosilla  ya tiene. Una jornada, unas horas disfrutando con su presencia puede convertirse en una sucesión de divertidas y continuadas sorpresas. Si se apunta a una excursión por la montaña, y además coincide conmigo en el grupo en que no falta mi primo Marcelo el trompetista o el poeta Miguel, puede pasar cualquier cosa,  que la montaña se ponga con dolores de parto y hasta que llueva con mucha fuerza y el agua rebote con efectos cargados de guasa. Lástima que últimamente no pueda venir la tía Cuqui, que la pobre está obligada a soportar al pesado de don Casto, el cura del pueblo, tan gordito él y con su tradicional coronilla, que con su sonrisa un tanto farisea y beatífica, no  para de abusar de ella en sus trasnochadas y heredadas veladas de tiempos de la abuela Maricastaña, con sabor a chocolate, churros y rosario, que de todo tiene que haber en la viña del señor. Así que entre taza y taza (nunca menos de cuatro cada persona) don Casto (nombre también heredado según manda la falsa tradición), siempre con el mismo sermón… “Ay, doña Cuqui, abra por favor una cuenta a beneficio de la parroquieta, que con mil euros al semestre por su parte, que no es nada, no se imagina la de cosas hermosas que podríamos conseguir. Muchas gracias doña Cuqui, que a pocas personas como usted haríamos a este pueblo modelo de convivencia entre parroquianos. Bueno, no me ponga esa cara, que oiga, Dios le pague en el cielo su generosidad haciendo saciar el hambre a este cura rural y pobre y que tan bien esta asistido por quienes le acompañan, ¿verdad doña Rosenda?, ¿verdad mi querido sacristán Felipe, doña Benita, doña Oroya?, “¡ Ay, doña Cuqui”, que se lo merece, tenga usted una estampita de San Felix, y esta otra de Santa Cuqui, perdón, que he querido decir de Santa Atanasia...!  Ah, se me olvidaba¡ y esta otra de San Pepe.

 El caso es que cuando le dije lo de la excursión  con “Teta Galleta” como gusta apostillar a la tita, con ese aire desenfadado que siempre le caracteriza, no pudo evitar el recuerdo hacia un don Casto anclado en el tiempo y de intenciones bastante claras.” !Ay”, que este canalla, no sé si es porque me ve mayor para otros menesteres, pero no me viene más que con estampitas,  y a pedirme dinero y siempre acompañado de unas beatas que van de grandes damas y no tienen ni un euro, y que dicen ser amigas, que me quieren mucho, y hasta aseguran que les encanta mi chocolate caliente con churros, que es el mejor del mundo. Como soy tonta y no sé decir que no a nada, hala, a llenar la casa de chocolate. y de servilletas y manteles manchados. Lo que voy a hacer es mandarle a don Casto y a sus amiguitas, a que se vayan a freír churros, que yo me voy a iniciar en la vida desenfadada, sin malicia ni pecado, bueno, ni pecados gordos quiero decir”.

 “Pero tía, que sin pecar igual hasta te aburres”. Entonces ella me mira un tanto picarona y con voz muy aguda y guasona me grita: “Gabino, Gabinito mio y malo, que veo la dirección en que te mueves. Que bien sabes tu que a mi Wenceslao le dije siempre que si. Y bien felices que éramos un día si y otro también. Que no, que por su memoria le he sido siempre fiel, aunque he mantenido mis dudas de sus posibles infidelidades...  Claro, me acuerdo de vez en cuando de ello, y entonces  me entran unos mosqueos tan especiales que provocan cambios de intenciones, aunque a mis muchos años no creo que eso llegue muy lejos... ¿Vamos a hacer una cosa? Tu te vas de excursión con Teta Galleta, Miguel y Marcelo a pasarlo salvajemente bien y mientras tanto mando a paseo a don Casto, que el muy jeta, de dudosas intenciones, ha cambiado de casera, que hasta para eso es tradicional, rancio y ortodoxo. A mi me apuntas a la siguiente verbena montañera. Por cierto, Gabino, ¿ya sabe Jimena que ira  Teta contigo? Mira, que tu y ella hace tiempos tuvisteis un lío cuando la ya no tan nuiña era una jovencita espléndida y muy lanzada”. “Tía, -le digo- que ahora soy mucho mayor que ella y he madurado en mis intenciones, que ahora ya no soy tan alborotador como antes”.  “Sobrinito mío, me contesta- eres peor todavía- que no quiero verte pecador y velando por tu integridad he cambiado de idea. Iré a la excusión con vosotros y os mantendré bien vigilados a todos!” --¿Y qué harás con don Casto y sus beatas?

-Así, como suena, suspendo la tertulia sin posibilidad de marcha atrás, le mando unos kilos de churros a través de Eustaquia, y que la letanía de las estampas se la hagan entre ellos. Como la excursión me has dicho que está programada para dentro de dos días, vosotros no tenéis que hacer otra cosa que aguantarme, que de las tortillas del almuerzo, la carne empanada, las sardinas escabechadas y el vino me encargo yo. Ea, no se hable más.

Le cuento a Jimena el cambio de planes, y como ella es igualmente muy amiga de Teta Galleta y quiere tanto a Cuqui, se pone en guardia y se apunta a lo que esperamos sea una gran fiesta campestre.”Mejor que mis veladas de rosario, chocolate y churros”, apostilla la tita cuando aparece por la puerta. Por cierto, Gabino, tu haz algo y encárgate de la música para bailar algo; no sé, la lambada, la bomba, mucho rock, y de postre algo dulce, unos cuantos merengues, por ejemplo. Y especialmente, que Marcelo no se traiga la trompeta. Por cierto sobrinín, ¿es verdad que iremos a la montaña preñada?"

 Veremos lo que da de si esta juerga. Lo contaremos, creo que mañana o pasado.

 

MANUEL ESPAÑOL

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