Blogia
Mundo mágico

SETENTA AÑOS CON MUCHA GUASA

SETENTA AÑOS CON MUCHA GUASA

“¡Que te estás haciendo viejo, chaval”, me dice el “cabrito” de un primo mío a las 8 de la mañana después de haberme acostado a las 2.30 haciendo un poco el indio. Así que le digo: “Vete a….”, además de otras lindezas, y cuelgo con ademanes de fastidio. A esas horas, se puede comprender que no estoy para demasiadas bromas, que hasta Jimena, más despejada que yo me dice que “has hecho muy bien”, y se ha dado media vuelta para seguir roncando. Ella a dormir y yo a pensar qué demonios le ha ocurrido al tonto de Pepón, por lo que me incorporo sin hacer ruido, me siento sobre la cama y abro los ojos como platos. Al cabo de un rato me doy cuenta del alcance real de lo sucedido. “bueno, no tan cabrito, no tan cabrito” pienso. De repente me entra la neura y me pongo a gritar: “¡Jimena, Jimena, que me han caído los 70!”. Y ella con una serie de carcajadas nada discretas no reacciona mal del todo y me dice que “no te lo creas, que pareces un niño de 20”, con lo cual mi enfado se enfría y doy comienzo al buen humor ante una compañera que sabía que el enfado al final me iba a sentar bien, pero se queda atónita al verme actuar… Llamo a Pepón y le digo que si se había dormido, que espabile, que “no estoy tan viejo como dices tu, carcamal, que mi chica me ha dicho que parezco un jovencito tirando a niño con edad de 20”. Respuesta del pariente: “Sí, pero de edad mental, que de lo otro no puedes presumir. Bueno, primo, un beso y mil felicidades”. Y acaba de pronunciar esta frase sentenciadora con teóricos aires de buenos deseos y corta bruscamente la comunicación. ¿Qué habrá querido decir con lo de niño con edad de 20?. Y me quedo pensando en voz alta, y por más que pienso, no sé de que no puedo presumir. Ella, que tiene el oído muy fino se ha enterado de la conversación y no ha parado de reír por lo menos en diez minutos. “Y le has llamado cabrito”, dice entre risitas. En plena guasa conyugal, los vecinos de al lado, que pensaba habían aguantado más que nosotros y creyendo yo que no se han acostado en toda la noche, se han levantado y ponen pared con pared su equipo musical a todo volumen, mientras que una orquesta de jazz entona rítmicamente eso de “cumpleaños feliz”. Así que alegremente me pongo a bailar y a gritar cínicamente que: “vosotros poned la musiqueta esa todo lo que queráis, que para nosotros ha comenzado ya la fiesta y a partir de ahora vais a saber lo que es no dormir”, por lo que pongo a todo volumen el disco de los Tambores de Calanda durante cinco minutos, con rompida incluida, que así se llama el romper la hora. Al momento pasan los vecinos con una botella que creía de cava, y menos mal que nosotros estábamos tapados. Me dan un abrazo y como no me ven con cara de alcohólico se invitan a desayunar con nosotros. Y así la fiesta del día toma su pulso normal. He contabilizado entre móvil y fijo algo así como veintitantas llamadas, algunas del pueblo, así como de familiares y amigos, 125 felicitaciones a través de Facebook, con lo que el anecdotario del día crece. Si por una vez me pongo serio y feliz, os diré que mi prima hermana Marina se reservó el martes pasado una foto que le había hecho en su guardería su hija Nina, y que hoy ha publicado en el “caralibro” a modo de felicitación. Sí, soy un setentón muy feliz, Me sonríe la vida y hago firmes propósitos de mantener la sonrisa…..

Mientras hablaba hace un instante de la sonrisa, me ha llamado el primo Pepón y me ha vuelto a decir eso de que “estás viejo chaval”. Cuando he intentado contestarle adecuadamente, me ha comentado “qué poco sentido del humor que tienes. ¿Me preparas algo en casa jovenzuelo?” Y encima se invita. Si será…. Anda indio gorrón, pasa.

MANUEL ESPAÑOL

 

0 comentarios